[ONE-SHOT]

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Parpadeo de nuevo, su cuerpo perdió total equilibrio y se derrumbo en pleno suelo, al lado de los cuerpos inertes de sus enemigos y compañeros.

¿Por qué?

Razonó en su cabeza, las lágrimas salieron de sus ojos, el piso volvió a temblar debido a las pisadas de aquellos seres que anteriormente se encontraban dentro de las murallas.

¿Por qué?

Gritos de pánico vinieron de los dos bandos.

Su mirada se perdió en los pies de las personas que corrían por su vida. Viendo como los mas cobardes abandonaban las armas y huían despavoridamente.

Nuestro esfuerzo...

Un trozo humeante de tejidos entrelazados, se interpuso en su mirada. Sintiendo el calor del vapor que emanaba, cerro sus ojos y con debilidad y leves temblores en sus manos, tallo sus ojos para quitar el ardor de estos.

Todo se fue a la mierda.

—¡Mikasa!– las voces de sus compañeros se distinguieron entre todos los gritos.

Sí al final nada iba a resultar.

Su cuerpo, lleno de heridas y sangre, fue levantado por un hombre. Su borrosa visión no fue capaz de distinguir a nadie, a pesar de oírlos.

¿Por qué seguir esforzándose?

Escuchó la respiración agitada del sujeto que la cargaba y como su cuerpo rebotaba cada vez que el hombre tocaba el suelo firme.

Todas sus esperanzas habían muerto con Eren y Armin.

—¡¿Mikasa?! – la voz cada vez se oía mas lejana.

Era gracioso recordar que su vida siempre fue una miseria.

Su cuerpo se hizo mas pesado, su vista se distorsiono y comenzó a ver puntos negros, estaba a punto de desmayarse.

¿Desde cuando empezó? ¿La muerte de sus padres?

Cerro sus ojos pesadamente, la falta de sangre no le daba mucha libertad de moverse, y aunque lo hiciera ella ya había dejado de luchar.

Saber que Eren estaba condenado a morir fue parte de su miseria.

—¡¿Quien la puede atender?!– el hombre que la cargo comenzaba a pedir ayuda.

Luego se entero que Armin también moriría, y llego su depresión. 

—¡Concéntrate en llevarla a un lugar seguro, los barcos están por salir!– ordeno una mujer. 

Eren se infiltro en Mare, y la soledad se hizo presente. 

—¡Regresa en cuanto la dejes y ayuda a acabar con los colosales, mocoso!– otra voz, estaba sorprendida de no haberse desmayado ya.

La traición de Armin la lleno de remordimiento.

A su nariz llego un olor fácil de reconocer, el olor del océano. El olor del sueño por el que estuvieron luchando, y lo único bueno de todo esto.

Se había quedado sola, las personas que ella amaba estaban muertas, y ella pronto también.

Un frío recorrió su espalda al ser dejada en una clase de hierro, soltó un quejido y arqueo su espalda levemente.

La frustración de ver como todo el esfuerzo que ella, Eren y Armin pusieron, se hacia pedazos, la carcomía.

Un brillo le cegó la vista, lo que le extraño, pues tenía los ojos cerrados.

Toda esta guerra entre Mare y Erdia fue una perdida de tiempo.

El dolor, el cansancio, la frustración. Todo sentimiento negativo se esfumo.

Cuando los cañones comenzaron a romper la muralla...

Una agradable paz la invadió, provocándole un agradable sentimiento de que todo estaría bien.

Ahí fue cuando firmaron su sentencia de muerte.

Siguió el camino que era iluminado por la luz, todo era oscuro, hasta que estaba por acercarse al final.

Los huecos que los cañones provocaron en las murallas lograron despertar a los titanes dormidos.

Los colores pasteles adornaron todo el lugar. Sus pies, que misteriosamente ya no tenían zapatos, eran acariciados por pequeñas nubes que formaban el suelo.

Luego los titanes comenzaron a matar a todos, sin importarles sus bandos.

Mikasa la llamo una voz. Le fue difícil reconocerla, ¿hace cuantos años no la oía?.

Ella lucho, lucho y lucho, hasta darse cuenta que ya no habría salvación.

—Mi pequeña– lágrimas alegres salieron de sus ojos, no se había equivocado a pesar de no haberla oído por mas de 16 años. Era su madre.

Ella dejo de luchar cuando se dio cuenta de la verdad.

—Bienvenida a casa– hablo su padre, extendiendo los brazos.

Pero desgraciadamente ya era tarde.

Mikasa no esperó mas y se abalanzó sobre sus padres. Los abrazo tan fuerte, tenía miedo de que fuera un sueño.

Ya no había salvación.

Mikasa llamaron a la par unas voces masculinas. Mikasa al oírlas lloro de nuevo.

Los pocos sobrevivientes batallaron contra los colosales.

¿Era posible que esto sucediera? Eren y Armin estaban otra vez con ella. Y entonces se dio cuenta, recordando los últimos sucesos. Ella también había muerto.

Pero al final, los titanes mataron a todos.

—No te preocupes, Mikasa comenzó Eren.

Hiciste lo que pudiste– termino Armin.

—Gracias– agradeció ella, cerro los ojos y sonrió.

A pesar de no haber ganado la guerra, de no haber liberado a Erdia, de que todos sus esfuerzos se fueran a la mierda.

A pesar de todo eso, ella al fin tuvo su final feliz.

DESTRUCCIÓN  [SNK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora