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Aquél día parecía uno más del montón

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Aquél día parecía uno más del montón. Caminaba vagamente hacia su casa luego de un largo día en la secundaria, pocos minutos faltaban para las doce y media de la tarde. El día se encontraba gris, parecía que en cualquier momento una tormenta se desataría y todavía le quedaban seis cuadras para llegar a su departamento donde su tía le esperaría con el almuerzo listo.

Fue a mitad de cuadra cuando lo vio.

El chico parecía no prestar atención a lo que sucedía a su alrededor excepto por el cigarrillo que colgaba vagamente entre sus largos dedos blancos. Se encontraba sentado en una banca de madera con la espalda arqueada y los codos apoyados en las rodillas.

Normalmente Angel hubiera seguido con su camino sin darle importancia a otro chico más del montón. Quizá era un drogadicto que salía de alguna fiesta o uno de esos típicos jóvenes busca pleitos que muy a menudo se encontraba por las calles.

Pero aún así, no sabía si era por el insistente temblor en sus piernas, o por las manos magulladas, o incluso por el sangrado de su mejilla cortada que lo hizo detener su paso para observarlo. El chico parecía no tener rastro de dolor ante la herida en su mejilla y mucho menos mostró una señal de dolor por sus manos lastimadas.

Lo observó de reojo sin querer parecer interesado en su apariencia demacrada, mientras simulaba buscar algo inexistente en su gastada mochila que colgaba de sus hombros. Por un momento pensó en ayudarlo, quizá preguntarle si necesitaba que llame a alguien por él. O tal vez al menos decirle sobre su apariencia, que ante los ojos de la gente que podría pasar por allí no se vería tan bien, solo para ahorrarle un próximo problema policial.

Sin embargo, había tenido un día pésimo para ayudar a alguien que ni siquiera estaba cerca de tener una relación cercana con él. Pésimo comenzando con las horribles discusiones con esos odiosos trolls que se hacían llamar sus compañeros de curso, siguiendo con un reprobado en su examen de Ciencias y finalizando en que debía de subir sus notas para fin de mes si no quería repetir el año. Una completa mierda que para Angel había sido suficiente como para querer mandar todo al carajo. Sin embargo, intentó pasar la mañana de escuela con tranquilidad aún sabiendo que en su situación sería completamente imposible.

Angel sabía que en otras circunstancias no habría dudado en ayudar al muchacho, por más que éste se negara a recibir una mano por parte de él. Aún así, se acomodó la mochila sobre los hombros y, pasándose la mano por los enmarañados cabellos castaños, siguió su paso con rapidez.

Iba a cruzar la calle cuando vio aquella silueta fornida del chico levantarse de la banca y caminar lentamente por el lado contrario a donde Angel se dirigía. Él apenas podía sostenerse a si mismo, caminaba tambaleándose de un lado a otro, agarrándose de todo lo que estaba a su alcance para no perder la estabilidad de sus piernas temblorosas.

Y aún así, Angel no tuvo el valor para acercarse y ayudarlo. Simplemente, cruzó la calle y siguió su paso intentando olvidar a aquél muchacho de ojos tristes.

 Simplemente, cruzó la calle y siguió su paso intentando olvidar a aquél muchacho de ojos tristes

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Angel en multimedia.

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⏰ Última actualización: Jan 22, 2020 ⏰

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Blake ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora