El pecado.

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El sonido de las hojas moviéndose entre el viento me relajaba, ¿Desde hace cuánto no sentía esta libertad? No lo sé pero era realmente tranquilizadora.

Cerré mis ojos en busca de valor para lo que estaba a punto de hacer... Comencé a caminar para después subir de intensidad y acabar corriendo lo más lejos que podía de aquel lugar, no deseaba que él me encontrará de nuevo.

— ¿A dónde vas, pequeño angelito? —Paré en seco, congelándome en el proceso. No puede ser... ¿Tan rápido me encontró? — Para estar dependiente de tus alas no corres precisamente lento y ruidoso. — Tenía miedo de voltear, mi mente era un lío. — Qué lindo, estás temblando. — Con su dedo comenzó a delinear mi cuello, sí no estaba realmente consiente de mi tembladera ahora sí que no me quedaba duda.

—P-Por favor... — Implore misericordia hacía mi persona, yo sólo deseaba regresar a lado de mi amado padre, necesitaba la luz...

— ¿Estás rogando? Pensé que los ángeles tenían más amor propio o alguna basura así. — Su dedo seguía delineando mi cuello de manera delicada, deseaba usar mis alas y huir de ahí pero eso era imposible. — Aún las recuerdo, — Su aliento se coló en mi oreja, sentí más pánico cuando dejo mi cuello y acaricio mi ala derecha. — Tan hermosas como siempre, lástima, aunque no te sientas tan mal, pienso que el rojo le queda mejor que el blanco... Ya sabes, es más fácil de... — Comenzó a apretarla fuertemente sacándome varios gritos. — ¡Manchar!

Tomó mi cintura y me arrastro por todo el sendero. Yo pataleaba, no deseaba regresar, ¡No deseaba más oscuridad! Alguien, alguien ayuda, tengo miedo... Padre, por favor... ¡Por favor, ayúdenme!

—Vaya, para estar realmente lastimado aún conservas energías, en ese caso... — No lo veía, pero algo dentro de mí sintió miedo, un profundo miedo.

Entramos de nuevo a aquel oscuro lugar, me sentía débil. vulnerable... Solo.
Deje de luchar, el miedo me ganaba, en especial aquellos ojos carmesí, tan llenos de sed y algo más que no supe descifrar. El sonido de las cadenas me desconcertó, mis nervios estaban a tope, ¿Qué quería de mí? Yo sólo era un simple ángel, miembro de la tercera jerarquía, no era tan importante, al menos mi rango entre los ángeles más capacitados.

Lloré.

Sabía que sería inútil, pero sentía tanta impotencia, coraje... Miedo sobre lo que me pasara. Me sentía egoísta y fue peor.

—Eres un ángel algo travieso, mira que huir cuando "requerí su ayuda" — Me empujó a un lugar acolchado, no sabía que era ante la nula visibilidad que tenía en esos momentos, mis manos eran encadenas arriba de mi cabeza. —No te preocupes, sé que es aterrador pero... Te haré olvidar eso en un momento.

El lugar poco a poco fue iluminado y lo vi, seguía temiendo pero... Algo me llamaba, no sabía porque, no entendía la razón, algo dentro de mí simplemente se perdió. Su sonrisa Con aquellos colmillos un poco salidos pero sin desentonar, su tez realmente blanca y su cabello... Largo, de un lacio envidiable y tonalidad tan negra como la mismísima noche más oscura

Concentró su atención a levantar mi pierna y comenzó a repartir besos por toda su longitud, la sensación era totalmente nueva para mí, jamás había sentido algo así. Levantó su mirada dirigiéndola completamente a mí, haciéndome temblar en el proceso para después subir a mis muslos y besarlos por la parte interior de estos.

—A-Ah... — Un sonido salió de mis labios, me sonroje enormemente. Él pareció disfrutarlo pues comenzó a lamerlos, chuparlos, besarlos y finalmente mordiéndolos. Yo temblaba, mis labios dejaban escapar sonidos totalmente vergonzosos mientras aquel diablo de mirada carmesí se veía satisfecho con el resultado.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2018 ⏰

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Ángel | [Madanaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora