Lucha

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El alta fue dada una semana más tarde, más de lo normal, menos de lo recomendado.

Al fin podría respirar y alejarme de idiotas felices, volvería a mi monótona y acomodada vida.

Llegué a casa, tiré mis cosas dentro de una caja y me fui a desinfectar de la estupidez humana.

Acostada en la bañera con agua más caliente de lo que podría soportar, quemando mi piel como si fuesen sueños.

Observando como lo material no se desvanece en la nada como los sentimientos y las promesas incumplidas.

Vuelvo a pensar en la oscuridad que al abrazarme intenta apoderarse de mi, lucho contra ella pero se queda a mi lado para observarme.

Salgo del agua e intento vestirme más rápido que nunca mientras el vapor me cubría pero no lo logro, el espejo dejó relucir su maldición, la realidad del monstruo que soy, un ser infernal que nadie desea y no puede ser salvado.

Corro lo más rápido que mi cuerpo me permite, intentando escapar de la imagen tan irreal, rompo todo a mi paso como si de una bestia se tratase.

Cansada del ciclo me dejo caer sobre mi cama, en un llanto desconocido me levanto y decido enfrentar al enemigo, me paro frente la mesa e intento llevar a la boca el primer bocado de lo que parecía ser una galleta de arroz, intento no ser vencida pero no tengo energía para pelear y mi cuerpo se rinde, caigo al suelo sin poder mover más que la cabeza y me dejo dormir.

Broken bonesWhere stories live. Discover now