El inicio del fin

8K 665 125
                                    

Quisiera retroceder en el tiempo y volver al día en el que comenzó todo, fui una tonta al caer en esa trampa y me odio por ello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Quisiera retroceder en el tiempo y volver al día en el que comenzó todo, fui una tonta al caer en esa trampa y me odio por ello. Los adultos siempre dicen que esta clase de cosas les suceden a las niñas de mi edad, pero una nunca cree que pueda en realidad llegar a pasar. Recuerdo que solía girar los ojos en un gesto cansino ante aquellas advertencias que me parecían ajenas, lejanas, de esas cosas que les pasan a chicas de otros países y que solo se ven por la televisión. Cosas que podían suceder en películas, pero no a mí.

Falta treinta minutos para que todo acabe, ya pasó una semana desde que tomé esta decisión, y he puesto la alarma de mi celular para que suene exactamente a las 17:30. Es un poco irónico, como si lo fuera a olvidar.

A pesar de que la decisión está tomada, me cuesta llevarla a cabo. Me ha costado un montón despedirme de papá esta mañana cuando salió a trabajar, o darle un beso a mamá al bajarme de su auto en la escuela. Quisiera haberles podido decir tantas cosas.

—Envíame un mensaje apenas llegues a casa de tu abuela —dijo en cuanto cerré la portezuela, hoy es martes y los martes ella no viene a almorzar, por tanto Mateo y yo vamos a lo de la abuela y después de almorzar, yo voy a la clase de inglés.

Exactamente donde todos creen que estoy ahora.

Sin embargo, he vuelto a casa con el revólver del abuelo en la mochila, y estoy sentada en mi escritorio con el ordenador abierto mientras termino los emails que estoy preparando para que se envíen luego. Uno para mamá, otro para papá, uno para los abuelos y otro para Mateo. También hay uno para Luana, a quien abracé con fuerzas cuando terminaron las clases.

Los amo tanto a todos. Siempre pensé que las personas que decidían suicidarse era gente que se sentía sola, que no tenía nada ni nadie por quién luchar, gente a quien nadie quería. Yo en cambio tengo a todos ellos, a mis padres, abuelos, a mi hermanito y a mi mejor amiga, sin embargo, no puedo seguir viviendo en esta pesadilla. He cometido un error, uno demasiado grande, y no queda más que pagarlo con mi propia vida, ya no puedo llevar esto sola y mi familia y amigos no tienen por qué cargar con mis culpas.

Ni yo puedo cargarlas más. No puedo vivir con este peso, no puedo seguir atrapada en este laberinto.

He terminado las cartas y las he releído dos veces cada una, he corregido errores y me he percatado de no haber olvidado nada importante. También he escrito una carta más, una dirigida a él, a la persona que corrompió mi mundo, a la persona que me llevó al abismo. No puedo irme de aquí sin decirle todo lo que el miedo no me ha permitido decir.

Un par de lágrimas se derraman por mis mejillas mientras observo la fotografía de mi familia en mi último cumpleaños. Ya solo faltan tres meses para mi fiesta de quince y sé que mi madre, mi tía y mi madrina han trabajado mucho en ella, siento no poder quedarme para celebrarla, siento mucho aguarles la fiesta, pero sería mucho peor si no hiciera esto, saber lo que ha sucedido acabará por completo con mi madre y mi padre, con mi familia entera.

EpifaníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora