Brujos nos vigilan desde estrellas fugaces.

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Esa noche; esa cálida, nublada y oscura noche, yo estaba, como siempre, buscando una redención a los pecados de mi vida, caminando por esa larga calle que lleva al antiguo puente del rio, he pasado anteriormente varias veces por aquí, pero jamás de esta forma...

Miro las ventanas de aquellos antiguos edificios, pocas alcanzan a verse levemente iluminadas, levanto la mirada al cielo, esta obscuro como cada noche en esta urbe industrial, recuerdo mi niñez, las escapadas cada fin de semana a la casa de campo que mis padres rentaban ocasionalmente; recuerdo claramente mirar el cielo y contar cada una de las estrellas que desde ahí era posible observar, algo muy distinto aquí donde los cielos nebulosos de esta densa nata gris que nos rodea como una inmensa cúpula que impide el contacto con la vida.

Miro al frente, el puente está cerca, una suave neblina lo inunda, neblina espesa cubriendo totalmente el piso de cemento de aquella pequeña estructura.

Recuerdos comienzan a brotar de mi mente, mi carrera como periodista. Como aquella noche, muy parecida a esta, sucedió eso... eso que me ha costado mi vida profesional, lo recuerdo claramente... como miraba al cielo oscuro, pensando en las consecuencias de aquella guerra disputada ferozmente, recuerdo la absurda razón por la que dio inicio, "el aumento a las tarifas del transporte público", esa fue la gota que derramo el vaso de un pueblo cansado de la sumisión, derramando la ira, la violencia y la sangre de miles de pobladores de aquella lejana nación, hundida en el olvido y en el dominio extranjero... yo era el reportero recién enviado a cubrir el asentamiento rebelde, tomando como fortaleza unos apartamentos llenos de refugiados que estarían por marcharse al día siguiente -¡suertudos!- me dije -seguramente tendré que quedarme aquí unos cuentos meses-. Repentinamente una pequeña y casi imperceptible estrella fugaz pazo cruzando el cielo - ¿Cómo desearía poder tomar el lugar de ellos? - dije al da un profundo trago a mi cerveza.

frente a la entrada del puente, mis piernas comenzaban a temblar, temía por lo que estaba a punto de suceder, pero al parecer no tenía opción, debía continuar.

El estrés se incrementaba a cada paso, las gotas de sudor caían a cantaros por mi rostro mientras me acercaba a la mitad del pasaje, recuerdo sentir algo similar aquella noche en el medio oriente al escuchar como un comando de hombres armados ingresaba y piso a piso erradicaba cada alma viviente dentro de aquella estructura, en mi absurda desesperación subí apresuradamente las escaleras hasta la azotea, desde esta podía escuchar como cada uno de los internos gritaba piedad por sus vidas, pero segundos después eran silenciados, sabía que no pasaría mucho para ser el próximo en la lista.

El edificio comenzó una violenta y estremecedora sacudida, sentía como se venía abajo, instantes después una cegadora luz blanca iluminaba cada rincón dentro de la construcción para posteriormente quedar en tinieblas, estaba asustado, llorando, implorando a dios que todo fuese una pesadilla... poco después de lo ocurrido un ser luminoso se presentaría frente a mí por breves momentos levitando, mi mente estaba conmocionada, lentamente comencé a perder el conocimiento hasta desmayarme... un par de días después desperté en una cama de hospital en mi cuidad, al parecer había regresado a casa; había tomado el lugar de los refugiados.

Por fin había llegado a la mitad del puente, lentamente comencé a trepar el pasa manos quedando erguido sobre este, mis piernas temblaban, estaba a un paso de la muerte, los recuerdos inundaban mi torrente, a mi cerebro regresaban escenas de como investigue y expuse al mundo "los brujos de las estrellas fugaces", como mi prestigio y mi fama cayeron estrepitosamente, sin embargo cada vez estaba más cerca de la verdad, luche inalcanzablemente porque mi trabajo fuese reconocido, pero al parecer ya no había importado mi lucha por la verdad, todo fue en vanó.

- ¿Todavía cree en sus brujos fugaces? - pregunto aquel tipo en tono sombrío, que a punta de pistola me había conducido hasta el puente.

-Creo firmemente en ello ¡nada me hará cambiar de parecer! - exclame con esperanza -sé que vendrán a salvarme-

- ¿Por qué esta tan seguro de ello? -

-porque ya me han salvado anteriormente-

El tipo enmudeció un instante solo para mostrar una macabra sonrisa -no cometeremos ese error dos veces-.


Brujos nos vigilan desde estrellas fugaces.Where stories live. Discover now