Epílogo

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Aaron.

-Toma- dije extendiendo la carta a Marie.

Ella me mira confundida, sus ojos reflejan miedo, se resigna únicamente a tomar mi carta entre sus dedos, antes de abrirla.

Mi corazón late a mil por segundo, no creí ser capaz de entregarle una carta personalmente.

Ella comienza a leer y sus manos tiemblan, intento girarme para irme pero ella me toma del brazo, y me lo impide.

-Quédate.

Me hablo, su dulce y angelical voz me hablo a mi.

Siento como empiezo a sudar del miedo, y los nervios, no puedo creer esto.

Sigo observando como lee mi carta, mientras todos al rededor celebran, celebran que nos acabamos de graduar.

Trato de pensar en otra cosa para correr a los nervios pero me es imposible, ella me pone los pelos de punta.

-Per-perdóname- alcanza a decir antes de romper en llanto.

La tome rápidamente entre mis brazos, quería sentir su cálido cuerpo pegado al mio, por un instante me sentí en el cielo.

-Luego de tanto Marie, aquí estoy y quiero respuesta.

Tal vez fui muy duro pero necesito saber toda la verdad, que fue eso tan grave que hice para que me olvidara.

-Perdóname Aaron, sufro de amnesia, y no recuerdo mis primeros 16 años, no recuerdo a mis padres, no recuerdo mis amigos, ¡no recuerdo mi pasado!... -Hizo una pequeña pausa- Solo recuerdo, lo que me dicen mis padres, bueno los que dicen ser mis padres, no recuerdo ese tal Ely no recuerdo las travesuras que dices que cometíamos, no te recuerdo a ti, perdóname de verdad, es algo que no es mi culpa, ¿En serio crees que si nuestra amistad era así de linda como me lo decías en cada una de tus cartas yo lo hubiese tirado todo a la basura?

-No se que decirte.-respondí.

-Déjame terminar, tal vez te preguntarás porque solo me la pasaba con los nuevos, y solo lo hacía por el hecho de que cuando intentaba acercarme a alguien me hablaba de algo que no recuerdo, y pues eso me pone mal Aaron. También pensarás que miento porqué me gradué hoy, y se supone que no recuerdo nada, mis padres hablaron con los directores del instituto para que me ayudaran, pues es algo que se sale de mis manos. Muchas veces llore con tus cartas porqué es difícil no recordar, es difícil aceptar que hay alguien que sufre por mi culpa.

-¿Por que al menos no me preguntaste a mi lo mismo que le preguntaste a muchos? ¿Nadie te hablo de mi?

-Escúchame, yo no podría creer que un chico como tu, tan tímido, tan solitario, pudiera ser mi amigo, discúlpame pero es la verdad, nadie jamás me hablo de ti, en si pocas personas me hablan, estoy tildada de loca si no lo sabias.

-Tranquila, no tengo nada que disculparte, eres una chica muy transparente y a pesar de no recordar nada sigues siendo tu, tus ojos siguen reflejando lo mismo.

-Créeme cuando te digo que aún sin recordarte estar contigo me produce sensaciones que no había sentido, haces que me sienta segura de mi misma.

-Ma-Marie, esas palabras me las dijiste antes...

Rompí en llanto. No me recordaba, pero al menos su subconsciente si, ella una vez me dijo eso mismo.

-Hey tontito, no llores. Yo también te quiero- me dijo limpiando las lagrimas que corrían por mis mejillas.

Nos miramos fijamente por unos segundo, su mirada era hermosa, extrañaba esta sensación, de sentirme querido, que al menos a alguien le importo, es tan perfecta, todo con ella es sumamente perfecto, a pesar de todo jamas podría odiarla, así me estuviera mintiendo en este momento no la podría odiar, ella es la persona que mas quiero.

-Te quiero mucho Aaron.

-Y yo a.. - interrumpió mi frase para darme un tierno beso.

Si me beso, ella me beso.

La amo.

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Un Viejo Amigo  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora