Perversión de Toalett

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Se encontraba en una situación por demás está decir inapropiada, sin poder determinar cómo había llegado ahí. Mordió su labio inferior algo intranquila no se iba a mentir a sí misma, no a esas alturas de su vida. Sabía de sobra porque estaba allí, de hecho fue ella quien tuvo la idea.

¿Se estaba arrepintiendo a último momento?

No, imposible, ya era tarde. Estuvo 3 meses esperándolo. Ahora no actuaría como una completa cobarde, para tomar impulso se recordó lo que llevaba invertido en esto. Era mucho dinero, el equivalente a 6 meses del alquiler de su departamento. Solo esperaba que valiera la pena, ya que era imposible un reembolso por ese tipo de cosas, al menos en lo poco que conocía del tema. Tomó nota mental de que para la próxima debía investigar más al respectos, abrió los ojos sorprendida por su propio pensamiento "Para la próxima" se repitió a sí misma. Enderezando sus hombros se planteó que ya era una mujer adulta, libre, en la plenitud de los 28 años y que lo estaba necesitando.

Dolía admitirlo pero necesitaba de ese tipo de servicios, ya que estaba cansada de ese juguete de goma con símil piel de silicona, que funcionaba a baterías, mejor conocido como vibrador. No es que fuera una mujer poco atractiva, todo lo contrario tenía muchos candidatos. El problema radicaba en que estaba cansada de lidiar con el sexo opuesto, ya que no poseía paciencia para ello. Era indiscutible que no se había enamorado hasta ese entonces.

Tampoco quería ser tildada de promiscua, por ser poseedora de aventuras de una noche con distintos hombres. No le temía al qué dirán, ni el estar en boca de unos cuantos, pero sabía lo mucho que le incomodaría toparse por ahí con algún compañero de sexo ocasional, ante esa situación ella no sabría cómo actuar.

Su teléfono sonó, lo sacó de su cartera, era un mensaje de whatsapp y no cualquier mensaje.

>Estoy en el lugar puedes entrar y prepararte<

Estaba parada a escasos pasos de la puerta de vidrio que daba ingreso a un comedor céntrico un ajetreado Lunes en plena hora pico, el local estaba repleto de clientes que entraban comían y salían, dejando lugar a nuevos comensales. Miro con curiosidad adentro tratando de ver quién sería el encargado de brindar ese servicio, pero no había nadie que le llamara la atención o con apariencia sospechosa.

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Kakashi la observaba estudiando los movimientos corporales de la pelirosa que estaba parada al lado de la puerta en el exterior del local, a simple vista no era el tipo de mujer que requiriera de esos servicios. Llevaba unos 30 minutos observando y más de un cliente del comedor la había visto con sobrado interés. Pero ella simplemente parecía no ser capaz de percibirlos, eso o los ignoraba muy bien.

Sea lo que fuere, le agradecía a su fiel amigo Yamato por aquel extraño trabajo y haber enfermado de gastroenteritis en la semana donde solo tenía una clienta a la cual brindar sus servicios. Fue por eso y que se trataba de la primera vez que esa mujer pedía de los servicios en la agencia, Yamato se sentía en la obligación de cumplir. Por lo que decidió pedirle ayuda a Kakashi, que casualmente hacía ya un tiempo se encontraba disponible y siempre había tenido la misma fantasía que aquella desconocida. De no ser por eso este jamás le había revelado antes nombres, ni apariencia de sus clientas.

Hatake era gerente de un banco, conocía a Yamato desde la preparatoria y si bien no estaba del todo seguro cual era el motivo de que trabajara como prostituto siendo poseedor de una creciente empresa inmobiliaria, tampoco era el tipo de personas que hiciera algún juicio sobre la conducta de otros, a no ser que fuera perjudicial.

>¿Vas a entrar o te quedarás pasmada al lado de la puerta? No tenemos mucho tiempo a no ser que fantasees con ser descubierta<

Escribió con impaciencia, alzando la vista antes de presionar en la pantalla para enviarlo. Pero Sakura ya no se encontraba en su lugar, estaba por ponerse de pie cuando la alcanzo a ver dirigiéndose hacia el baño. Por lo que borro inmediatamente el mensaje y bloqueo su celular antes de meterlo en el bolsillo de su saco.

Perversión de ToalettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora