Una noche normal
Nombre... todos tenemos por lo regular uno o dos y con muy poca suerte tres nombres de pila, claro, sin incluir nuestro primer y segundo apellido, sabemos que gracias a este podemos ser identificados de los demás, podemos usarlos para fines personales como, cuando queremos conocer a alguien, o sociales, ya sean para fines de documentación, seguros sociales, pasaportes y un sinfín de cosas; pero, lo que no sabemos es a las miles o quizás millones de cosas a las cuales nos podemos ver expuestas con solo decir nuestro nombre, dicen que para invocar un demonio o espíritu basta con decir su nombre y este aparecerá no importa que tan mal lo invoques o que tan bueno seas pronunciándolo, pero si podemos darnos cuenta de algo, un nombre podría salvarnos la vida por completo como arruinarla.
Una noche mientras comíamos antes de dormir, no una cena muy esperada por cierto ya que mi madre lo preparó, solo espero que mi papá haya traído algo de leche, ese maldito que cocina tan delicioso, nosotros veíamos esos programas espiritistas donde el típico presentador alto, muy delgado, y de tez pálida, canudo que contrastaba con su edad, ya que su rostro no parecía estar achacado por los años, con camisa blanca y pantalón caqui, él hablaba del poder de un simple nombre, y lo vasto que esto podría ser en la misma.
- ¿En serio vamos a ver eso? – Replico – ¿Por qué no cambias de canal a ver si hay alguna película o serie?
- No – Responde mi hermano menor – me gusta este programa, además hoy me toca escoger los programas, ya tenías dos semanas haciéndolo tú.
-Sí, pero por lo menos he puesto programas que todos podamos ver y no solo yo, de lo contrario ya habría puesto mis series o películas – le digo.
-Películas de terror versus un programas de fantasmas y demonios, ¿Qué diferencia tiene? – me dice mi hermano.
-Vale, te doy un punto por eso, sin embargo... Mis películas sabes que son ficción y que sepas que esas cosas podría ser reales te daría pesadillas o alucinaciones. – Trato de explicarle a mi hermano menor.
Mi hermano menor, Harvey no es más que un chico de 15 años, pequeño para su edad, piel oscura a expensas de mucha exposición al sol y que aún se asusta con los cuentos de terror y se auto-tortura viendo programas de fantasmas para demostrar que ya es un hombre, aunque para nosotros siga siendo un niño asustadizo. Con solo recordar que la semana pasada pensaba que un sweater rasgado que colgaba en el armario era un espectro del más allá es más que suficiente, claro que esa noche no pude dormir, por cosas como esas no le regalo nada para cumpleaños o navidad ya que sé que en cinco minutos pensara que un espíritu lo está poseyendo, y como me ha tocado compartir habitación con él, he tenido que soportar sus berrinches y gritos de pánico.
-Claro que no lo haré, lo prometo – Me suplica.
-Está bien, veámoslo entonces, a ver si vale la pena de ver – Le digo, convencido de que esta noche no podré dormir... De nuevo.
-¡Si!... ¡Gracias Nelfy!-me dice alegre –, yo solo asiento y pensando en lo estresado que estaré al día siguiente.
Mi madre llega de la cocina, - ¿Qué tal la comida? – Nos pregunta al salir, me quedo pensando, demonios ahora debemos fingir que nos gusta la comida para no herir sus sentimientos, una señora de unos cincuenta años, con el pelo corto casi blanco de las canas y no muy arreglado, siempre sujetado con un moño pequeño, algo chaparra, que me hace pensar a quien salió mi hermano menor en estatura...
¡A Nelfy le gustó mucho mami! –Responde mi hermano menor, sacándome de mi burbuja de pensamientos tratando de actuar como si no oía nada y que solo hizo una pregunta al aire y sin respuesta - ¿No ve que ni en este plano esta?
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No digas tu nombre
General FictionSabemos que nuestro nombre es lo que nos identifica de los demas cada ser viviente tiene el suyo, pero Nel, un chico de termino de su carrera descubrira que tan importante es tener un nombre, donde su propia vida dependerá de ello y solo conocerá un...