Papá había sido transferido a una cuidad, y por ende todos tuvimos que mudarnos a los suburbios de ésta. Me abrumaba saber que dejaría a un lado a mis amigos. Tendría que dejar mi instituto, y la plaza a la que iba con Dalila. Más jodida no podía estar.
Pero al llegar a mi nuevo hogar, lo vi. Un hombre de cabello castaño y ojos color miel. Su piel era totalmente blanca y sus rasgos físicos no lo hacían lucir como un hombre de ¿30?
Mi nuevo vecino era más apuesto que cualquier otro hombre que jamás haya visto; aún más guapo que Henry Cavill, algo casi imposible.