Martes en la noche... y miércoles

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Ya se había ido la luz y ya no teníamos señal de celular, solo afuera de la casa. Toda mi familia reunida; mi papá, mi mamá, mis dos hermanos, mi abuelo, mi abuela, mi tía y mis tres primos. Estábamos tranquilamente jugando dominós, cartas uno y tomando chocolate caliente. La noche estaba bien fría. Nos cansamos de jugar y todos nos fuimos a dormir. De pronto, se levantó mi hermano con un fuerte dolor. Era tanto el dolor que tenía que los padres y mi hermano mayor tuvieron que salir de emergencia al hospital. Me quede con mis abuelos y mi tía. Le envié un mensaje a mi hermano y a mi madre que cuando llegaran al hospital me dijeran. Estaba muy preocupada, pues había mal tiempo y sabía que algo podía suceder. Al menos, me dijeron que habían llegado al hospital y me sentí mejor. Luego de eso me quede dormida hasta el otro día. Cuando despierto, eran las 6:00am y no llegaron. Busco el celular para marcarles y no tenía servicio.

Empezaron los vientos más fuertes que nunca. Se empezaron a caer los cables de la electricidad. El viento empezaba a sacar los techos. Los veía porque las ventanas de mi cuarto y eran en cristal. Obviamente no salí afuera, todo eso fue muy horrible. Era muy peligroso.

Mi abuelo estaba un poco sordo. Y no escuchaba el viento. Y como si casa queda al lado de la mía, quería salir en pleno huracán para ver su casa. Tratamos de detenerlo pero no pudimos. Cuando miramos lo que hacía, fue hasta a su casa a verificarla y claramente pudimos ver como la puerta de su casa de rompió. Todo empezó a mojarse. Gracias a Dios subió a mi casa y no le pasó nada. Fue un loco al hacer eso, podía perder su vida.

Estaba muy nerviosa al no saber nada de mis padres y mis hermanos. Me hice la fuerte y pensé qué tal vez estaban en el hospital y no pudieron salir a causa de eso.

Huracán MaríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora