Hola!,…Lilit, y tu….
Soy Damian……
Mucho gusto,
Oye no te molesta si te acompaño a tu casa,
Pues…! Está bien de cualquier forma siempre que me ves, me vienes siguiendo
No era mi intención hacerte sentir incomoda discúlpame.
No te preocupes……
Así comenzó una amistad con lazos muy fuertes los cuales después de un tiempo, se convirtieron en otra cosa, y decidieron vivir juntos sin ninguna preocupación, pero a pesar de todo ese tiempo que pasaron juntos Damián nunca había entrado a la casa de Lilit, la primera vez que lo hizo fue algo perturbador, pues él se imaginaba algo más humilde, pero no era así la pequeña casa era de lo más elegante tenía un comedor enorme que apenas si cabía en el lugar el baño contaba con dos diferentes tinas, las recamaras estaban muy bien conservadas de su forma original tenían un estilo rustico, hasta se podía decir que se respiraba en el ambiente a algo viejo de antaño, pero en muy buen estado, Damián quedo impresionado por cómo se encontraba la casa por dentro.
El motivo era que la casa por fuera lucia muy descuidada y maltratada, por eso no lo podía creer, sus primeros meses fueron estupendos, todo era felicidad, entonces la gente que conocía a Damian se les hacía extraño verlo entrar en esa casa tan horrible, y de repente, su comportamiento fue cambiando tan repentinamente, pues él se desvivía por Lilit, le cumplía todos sus caprichos y sus gustos, a tal grado que en cierta ocasión le hizo un encargo un tanto raro para él, pero no le dio importancia el solo quería complacerla de una y mil formas.