Prologo.

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Dinah se despierta por el fuerte sonido de su alarma, estira el brazo perezosamente para poder apagarla, hasta el tercer intento logra apagarla. Intenta levantarse, y cuando logra sentarse en el borde de la cama se pone sus pantuflas de conejito que tanto quiere, se levanta y va directo al baño que está al otro lado de su cuarto se mira al espejo y recarga sus manos en el lavabo, se mira las enormes ojeras color violeta que tiene bajo sus ojos color azul celeste. Cuando Dinah cierra los ojos, escenas del accidente de coche donde perdió a su hermana menor hace dos años la atormentan, haciendo que no pueda dormir.

Se siente culpable ya que estaba discutiendo con su mama cuando estaba manejando haciendo que se voltee y deje de mirar hacia la carretera, cuando se voltea nuevamente, un coche va directo a ellas y lo último que recuerda fue el grito de su hermanita; cuando despierta estaba en un hospital, y le dieron la noticia más dolorosa que haya escuchado. Su hermana menor, había muerto por perdida de sangre.

Dinah deja de pensar en eso y se dispone a quitarse la ropa para darse un baño relajante, cuando el agua cae, su cuerpo se regala al instante sintiéndose más liviana haciendo que por un momento se olvide de todo. Tan pronto cuando se termina de bañar va directo hacia su closet y saca un jean ajustado y una camisa negra que tiene escrito "Beach" en la parte del frente.

Cuando termina de cambiarse baja las escaleras trotando, y va directamente hacia la cocina y como es de costumbre, no se encuentra a nadie; desde la muerte de su hermanita sus padres se dedican mucho más al trabajo. Dinah se siente tan sola y triste, aunque sus padres se lo nieguen siempre, ella se siente culpable.

Ella deja de pensar en eso y se dispone a buscar su mochila, cuando por fin la encuentra va hacia su carro que sus padres le regalaron en su cumpleaños 17, se sube al carro y pone marcha al instituto. En el camino se pone a pensar como estarían las cosas si su hermanita estuviera aquí, más felices, piensa.

Cuando por fin llega al establecimiento, localiza de inmediato a sus dos mejores amigos, que están parados en la entrada del instituto hablando y riendo como usualmente están, Dinah se sorprende notoriamente cuando ve que Wendy se sonroja por algo que Dustin le dice. Se baja rápidamente del auto y va directo a ellos.

-¿Qué tal?- Dijo con una sonrisa mientras pasaba su brazo por los hombros de su mejor amiga.

-Ey- Dice Dustin rascándose la parte de atrás de su cabeza mostrando señal de nerviosismo.

-Hola- Dice Wendy en un susurro mientras agachaba la cabeza.

Aunque Wendy lo quiso ocultar Dianh vio que seguía ruborizada, así que decidió molestarlos como buena mejor amiga que era.

-¿Qué tanto hablaban?- Hablo mientras que los miraba con diversión.

-Eh..de na- nada- Tartamudeo Dustin y se maldijo así mismo por eso.

-¿Por qué están tan nerviosos?

-¿Qué? Nada de eso, es solo tu imaginación- Dijo la mejor amiga de Dinah con tanta seguridad que por poco le creyó, pero como la conoce como la palma de su mano, sabe que está mintiendo.

-Aja... Está bien- Dinah lo dejo pasar- Luego hablamos- Le susurro a Wendy mientras pasaba por su lado y se iba directo a su casillero.

Mientras estaba caminando por los pasillos se preguntaba que le habría dicho Dustin a Wendy para que se sonrojara de esa manera. Wendy rara vez se sonroja, y cuando lo hacía era muy pocas veces, piensa, pero alguien la saca de sus pensamientos cuando choca con su hombro haciendo que se le cayeran sus libros que traía abrazados a su pecho.

Dinah se voltea para enfrentar al chico que hizo que se le cayeran sus libros-¿Oye, que te pasa tarado?- Pregunto esta cuando tuvo de frente al chico.

Dinah abrió los ojos notoriamente al ver al chico; era de piel blanca, ojos color azul eléctrico, cabello negro, sus facciones estaban bien remarcada y era alto, a Dinah le pareció tremendamente guapo.

-¿Disculpa?- Le pregunto a Dinah haciendo que vuelva a realidad.

Pero tan solo de oírlo, Dinah descarto todo lo que dijo antes, tenía un tono de ironía y arrogancia en su voz cosa que a Dinah no le gustaba para nada- Lo que escuchaste zopenco- Dijo esta.

El chico le dio una sonrisa de arrogancia- Preciosa, mira por donde miras y después me recriminas- Dinah sentía como la ira subía por todo su cuerpo.

-Primero: No me llames "preciosa", no me gusta que hombres arrogantes como tú me digan eso, segundo: Yo no te recrimino nada, fuiste tú quien me tiro los libros y encima me acusa de tu torpeza- Dice está lanzándole una mirada de odio puro.

El chico lanza una carcajada y Dinah lo miro sin entender, ¿Dije algo gracioso?, piensa esta mientras que lo mira con el ceño fruncido. Justo cuando ella iba a decir algo el timbre la interrumpe avisando que tienen que ir a clases.

-Te veo luego, preciosa- Remarca la palabra "preciosa", y pasa por su lado mientras que le giña un ojo.

Dinah lo ve perderse por la multitud, y extrañamente, se sorprende así misma cuando expulsa el aire de sus pulmones.

Ignora eso y va hacia su casillero, saca los libros que va a necesitar y deja los que no, entra a su salón, se sienta en su respectivo haciendo, y el maestro entra después de unos cuantos minutos. Empieza la clase pero es interrumpida por unos toques en la puerta, Dinah no le da importancia así que mira hacia la ventana, el profesor abre la puerta de mala gana, y regaña al que está del otro lado, pero Dinah pone toda su atención cuando escucha una voz muy familiar y que en poco tiempo se volvió hartante para ella.

La Mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora