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Han pasado tres días y todo empezó a derrumbarse, dicen que cuando algo se derrumba siempre trae algo mejor, yo no lo sentía de esa forma, sentía como si el muro que me había costado construir en todos estos años empezará a desmoronarse, alguien estaba botándolo con serenidad, con tranquilidad, con paciencia, paso a paso  y me hacia sufrir tras cada minuto que pasaba, estaba aterrada pero me causaba mas emoción saber quien podía encontrarse del otro lado de ese muro gigante que yo había creado para mi propio bien, a veces me causase estragos y ansiedad, quería saltar y descubrir al dueño de mis desasosiegos, el dueño de mis sueños, de mis suspiros, mi poeta personal.

Sentía que el tiempo menguaba  cada vez que me hablaba, miraba y sonreía, todo esto creaba un colapso en mi y hacía que el tiempo que faltaba fuera mas lento, hacía que nuestro encuentro se viese lejano aunque estuviera tan cerca que costaba verlo y apreciarlo con delicadeza. 

VuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora