2. ¿Vernos otra vez?

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- Pero tía, ¿tú no venías mañana? - Pregunté deshaciendo el abrazo tan efusivo con Gisela.

-Sí, bueno... No me quería perder tu concierto, todavía no había escuchado tu... Soy Humana - entonó la melodía.

- Es que no me lo creo... No contaba con tu presencia.

-Por eso era una sorpresa. -Reímos.

- Lo de que te quedas en mi casa es por descontado. - La miré.

-No, no te preocupes. Ya tenemos hotel. - Me dijo despreocupada.- De hecho está...

- Espera, espera..- La interrumpí.- ¿Tenemos?- pregunté confundida. Normalmente venía sola, bueno con su equipo; pero solía quedarse

-Sí, esta vez ha venido Jose Ángel. Quiere hacer una especie de videobook y un teaser para el show y bueno... Aquí está.

- Ah vale...- No me creía ni una palabra. Primero porque Jose Ángel hacía los teasers y demás del espectáculo de Gisela en Barcelona, por temas de comodidad y recursos. A saber que tenía planeado la loca esta ahora.- Bueno pues amplío la reserva en el restaurante para mañana, ¿no?

- Sí, claro, estará encantado de comer con nosotras, hace mucho que no te ve. - contestó, desviándome la mirada. Sabía que mentías, capulla - pensé para mí.

Unos golpes en la puerta nos interrumpieron. Era Alfonso, mi mano derecha en el escenario.

- Laura, vete casa, ya nos encargamos nosotros- dijo asomando la cabeza por la puerta.- Hola, Gisela. ¡Cuanto tiempo!- Gisela contestó con una tímido Hola.

- No, voy enseguida y os echo una mano. - dije acercándome a la puerta. Me sonrió y negó con la cabeza.Después, cerró la puerta y se fue.- ¿Qué narices?- Balbuceé, dándome la vuelta mirando otra vez a Gisela. Seguro que ella tenía algo que ver. - Vale, ¿con quién dices que has venido?- Pregunté cuando tuve la certeza de que Alfonso se había alejado. Esas paredes eran de papel.

- Con Jose Ángel, ya te lo he dicho.

- Si ya, y yo me chupo el dedo.- Dije apoyando una mano en la mesa del camerino y la otra en la cadera. La había cazado y ella lo sabía.

- Pues cariño, no sé lo que harás.

-Gisela, corazón, que te he pillado.- Bajó la mirada.

-Vale, sí.

- ¿Qué has hecho?

- A ti, un favor.- Dijo seria acercándose a mí y mirándome directamente a los ojos.

- ¿Qué?

- Anda, pasa.- Dijo echando su cabeza hacia atrás.

La puerta se abrió y allí estaba. En cuanto levantó la mirada y vi aquellos ojos castaños quise matar a Gisela. En ese momento sentí que se me caía el mundo encima, todo a mi alrededor se ralentizó y empezó a ser una escena de película a cámara lenta. Él levantó poco a poco la cabeza hasta que su mirada se cruzó con la mía y ahí se quedó y yo, petrificada. Notaba como me dolían todos los músculos de lo estática que me había quedado. Y entonces miles de preguntas se metieron en mi mente: ¿qué hace aquí? ¿no estaba en Latinoamérica? ¿cómo sabía que tenía concierto? ¿Cómo había contactado con Gisela? ¿Cómo ha pasado desapercibido entre la gente hasta mi camerino? - Alfonso, la madre que lo parió, seguro que él lo sabía todo.- Pensé para mí. Se empezó a acercar hacia mí y Gisela se empezó a alejar.

12 años de distancia se me estaban echando encima sin poder ponerle remedio, y todo eso reflejado en esa persona que estaba a unos centímetros de mí, respetando el mínimo del espacio vital ( eso para mí es sagrado).

- Hola, Laura.- Dijo, rompiendo el silencio. A tomar por culo la profesionalidad, nadie me veía allí. Este me iba a oír

-Hola, David.- Dije natural. ¿Natural? Osea, nena eres tonta. Todos estos años deseando gritarle o al menos decirle un montón de cosas y te comportas como si nada. Solo un amigo al que hace tiempo que no ves.- Esto...- Me dirigí a Gisela.

- Sí, tranquila, yo me voy. - Dijo dándose la vuelta con la intención de salir por la puerta. Hice un amago de detenerla, no quería que se fuera, pero antes de que pudiera decir nada, cerró la puerta.

- Bueno...- Bajé la mirada y empecé a mover la pierna.- Madre mía, yo mato a Gisela. Te puedes ir si quieres.- Me giré sobre mí misma y me llevé una mano a la sien. Si es que la mataba.

- No. Creo que es necesario que hablemos antes de tenernos que ver con más gente y cámaras. - Dijo tranquilo, estaba tranquilo y calmado y yo era un manojo de nervios y sólo quería que me tragara la tierra. - Chiquilla cálmate, que no muerdo.- Rió.

Me giré como un resorte ante su risa y sin poderlo evitar también solté una pequeña risa que desembocó en una carcajada y una risa nerviosa. Pero tenía que desfogar todo lo que me había invadido hace un momento. Demasiadas emociones juntas. Se acercó a mí y me dio un abrazo como en antaño, que me tranquilizaba y hacía que mis latidos bajaran a un ritmo normal. Seguía oliendo como entonces, esa espuma para los rizos (aunque ya no quedaban muchos). Poco a poco fui estabilizando mi respiración y mis pulsaciones y cuando ya estuve más calmada fui yo misma la que rompí el abrazo.

-¿Todo bien? - Asentí enérgicamente.

-Sí. Simplemente es que no te esperaba aquí, menudo susto me has dado.- dije dándole un golpe en el pecho, a modo de broma. Sí, definitivamente estaba mucho más tranquila.- Respecto a lo de hablar, no te preocupes, aquí ante todo profesionalidad. Tu y yo tenemos mucha complicidad y no pasará nada.

- Lo sé, pero no me refería a eso Laura.- Se cruzó de brazos.- Vengo a hacerte una proposición.- Se rió ante mi cara de incredulidad.- Tranquila, una amistad.

- ¿Cómo?- No me podía creer que me estuviera proponiendo eso después de tantos años.

- Eso, no creo que sea nada malo. Creo que la vida nos está dando una oportunidad y podríamos aprovecharla. Antes que nada todos, los 16, somos amigos.

- ¿Sabes algo Bisbal? - Dije imitando su posición y poniéndome seria. Noté tensión en su rostro.- Que tienes razón.- Y sonreí.

No hubo más palabras, simplemente extendí mi mano para estrechar la suya en señal de paz y él me correspondió, pero pegó un tirón de mi brazo atrayéndome hacia su pecho para fundirnos en otro abrazo. Este era aún más cálido que el anterior, lo que me trajo aún más recuerdos. Sin poder evitarlo un par de lágrimas brotaron de mi rostro. Era increíble como él me podía desarmar de aquella manera, pero disimulé muy bien mis lágrimas y disfruté de ese abrazo como nunca.

Había pasado muchos años pero en mí brotaron sentimientos que creía enterrados y olvidados. He estado con más hombres después de él, pero él tenía algo que me atraía como un imán, no era capaz de despegarme. Qué bonito era poder volver a abrazarle sin nadie que pensara nada raro, solo dos amigos. Sí hija, ¿Y qué más?- Subconsciente, cállate.

Last chance for loveWhere stories live. Discover now