Taro

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Taro, estudiante de secundaria, aparenta no haber dormido bien durante los últimos diez años, travieso desde su infancia y de personalidad fría desde la desaparición de su madre, con un largo pasado tras su espalda. 

Los padres de Taro estudiaron en la misma escuela a la que el asiste actualmente, se casaron tan pronto como se graduaron, habían planeado conseguir trabajos simples y mudarse de la ciudad, lo tenían todo planeado, todo excepto el nacimiento de Taro.

Su padre consiguió un empleo, como conserje de la escuela, al no tener un lugar en el cuál vivir, convenció al director de dejar que él, su novia y su pequeño bebé, viviesen en el sótano de la escuela, resulto ser bastante acogedor tras los cambios que realizaron, quitaron la madera podrida del piso y la cambiaron por pedazos de alfombras que compraron en una venta de garaje, pintaron las paredes de colores brillantes y dibujaron el sistema solar, junto con un montón de garabatos sobre ellos, compraron un colchón grande, muchas cobijas, un mini refrigerador y una estufa portable. Su hogar era pequeño pero amoroso y suyo.

Para la época en la que Taro cumplió tres años, las expectativas de sus padres con respecto sus futuros los había distanciado, su madre se la pasaba estudiando la mayoría del tiempo para poder conseguir una beca y estudiar astrofísica, mientras que su padre había asegurado su permanencia en su trabajo actual. Ellos no peleaban, simplemente no se hablaban, lo cual era peor.

Los meses pasaron y las cartas de las universidades habían llegado, el suspenso irrumpió en la madre de Taro, ella rompió desesperadamente los sobres de todas las cartas y con sus ojos moviéndose de lado a lado, leyó rápidamente todas las cartas. Al terminar, su rostro de repente se puso completamente pálido, sus manos temblaron levemente mientras las llevaba hacia su cara, y comenzó a llorar y quemó las cartas, al inicio fue un llanto desgarrador, conforme pasaron las horas y los días, se convirtió en un llanto leve pero permanente, lloraba incluso al dormir.

No anunció directamente los resultados de las cartas, pero su esposo supuso que no la habían aceptado, mientras que ella evidentemente, estaba deprimida en un punto tan elevado, que le costaba prestar atención a su bebé, el padre de Taro estaba realmente asustado, intentó hablar con ella cientos de veces, pero fue inútil, sus palabras no tenían efecto. Ella se refugió en los libros de astronomía que había estado leyendo durante todo ese tiempo, era lo único que la mantenía ocupada. 

Debido a estos antecedentes, cuando la madre de Taro desapareció, solo habían dos opciones, la primera,  huyó en busca de oportunidades al sentirse estancada y sin futuro alguno, y la segunda, no halló remedio para su auto decepción y se quitó la vida fuera de la ciudad lejos de todos los que la extrañarían o buscarían. La policía no realizó ninguna investigación.

El padre de Taro asumió toda la responsabilidad de cuidar a su pequeño, lo cual no resultó muy bien, pues se sentía solo y bebía en exceso. Un par de años mas tarde se casó nuevamente, con la mesera de su bar favorito, el Blue Noises, se mudaron a su departamento y en poco tiempo se comenzó a notar el vientre abultado de la nueva madre de Taro, estaba embarazada de gemelos.

Taro se sentía como un completo extraño, viviendo con la nueva familia de su padre, conforme fue creciendo, este sentimiento se intensificó tanto, que durante toda su adolescencia, Taro siempre se encontraba en problemas en la escuela, a propósito claro, para de ese modo poder permanecer en detención toda la tarde y no tener que ir al departamento donde la familia de su padre habitaba.

Esto se convirtió en una rutina, la cual continuó hasta el día de hoy, Taro está en segundo año de preparatoria y este mismo día es el último día de clases. Taro sabe que si le asignan un castigo durante el ultimo día de clases tendrá que cumplirlo durante las vacaciones de verano y eso es exactamente lo que él quiere, por lo cual encendió un cigarro que no era de tabaco junto a la ventana del director y aguardó a que este abriera la ventana, lo descubriera y lo castigara.

El director sabía que Taro hacia este tipo de cosas a propósito, por lo cual sus castigos nunca eran muy severos, consistían en limpiar los salones de clase o permanecer en la biblioteca en silencio hasta el momento en el que el director tuviera que irse, lo cual siempre era al rededor de las siete u ocho de la noche.

A varios metros de donde Taro estaba fumando, en el edificio de al lado, una chica llegó y dejó sus pertenencias en el piso, tomó una lata de pintura del bolsillo delantero de su mochila, la abrió y con la ayuda de una brocha, comenzó a pintar en el muro. Desde el angulo en el que Taro estaba, no se distinguía el dibujo, se alejó del muro para poder observar bien, apagó su cigarro en el marco de la ventana, sin notar que el cigarro cayó encendido dentro de la oficina del director.

No pudo descifrar de que se trataba lo que aquella chica estaba pintando, eran puntos unidos con lineas, las cuales no formaban ninguna figura en particular. Pero ella parecía saber lo que estaba haciendo, movía la brocha con seguridad, conocía los trazos que estaba pintando, por lo cuál Taro encontró reconfortante el hecho de poder observarla mientras pintaba.

Taro se acercó lentamente hacia ella, pensando en algo que decir, estaba a punto de preguntar a aquella chica acerca de su dibujo, fue entonces cuando el director soltó un grito anunciando que su tapete se estaba incendiando. La chica guardó rápidamente sus cosas, pero ya era muy tarde, el director abrió la ventana, observó con odio a Taro, también vio a lo lejos a la chica que estaba pintando en el muro y vociferó a ambos que quedarían castigados durante todo el verano.

Los llevó a la sala de detención y tras pensar en un castigo digno de un verano entero, finalmente anunció que deberían limpiar y restaurar el sótano de la escuela en su totalidad. Les entregó las llaves del sótano así como las llaves del conserje para poder sacar los implementos de limpieza.

Aquella chica, estaba furiosa con Taro, no la hubiesen atrapado de no haber sido por él así que se negó a ayudar a Taro con la tarea que les habían asignado, hasta que el director menciono que si se negaban a colaborar, se vería obligado a llamar a la policía, con el cargo de daño de la propiedad causado por ambos. Finalmente, a pesar del mal humor de la joven, acordaron que trabajarían juntos para limpiar el sótano lo mas pronto posible.

El director les dijo que podían marcharse, los chicos intercambiaron números para poder contactarse y la chica se marchó, Taro se quedó sentado en las gradas, afuera de la puerta de salida, definitivamente, al igual que los otros días, no quería ir a casa.

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2018 ⏰

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