Ya basta, Evie//Bevie | Descendientes

Capítulo único

La biblioteca era uno de los lugares más solitarios de Auradon, y precisamente por eso Evie se encontraba sentada ahí, sin ningún libro ni bolígrafos. Necesitaba un respiro del exterior, un momento a solas, dejar la mente en blanco. Terminó sucediendo lo opuesto al darse cuenta que sus propios pensamientos no cesaban.

Ben, Ben, Ben.

Cubrió su cara con sus manos y las deslizó por las sienes, frustrada.

—¿Qué me pasa? —susurró para sí, negando con la cabeza—. Esto no está bien.

Aunque le costaba admitirlo, en algún momento se había enamorado del Rey. En el punto en que se percató, ya tenía su nombre en la cabeza todo el día, y también era en lo último que pensaba al dormir y lo primero al despertar. 

Cuando tuvo el valor de reconocerlo, hizo lo posible por apartar esa idea de su mente, pero ya era demasiado tarde. Esperaba que fuera tan fácil como tirarla a la basura y deshacerse de ella, pero no fue así. Los pensamientos sobre él llegaban una y otra vez, nadie podía culparla:

Evie siempre era su cómplice cuando de sorprender a Mal se trataba.

''Qué romántico, es... tan detallista''.

Era su compañero de charlas.

''Qué persona tan interesante, los temas de conversación nunca parecieran acabarse''.

Aún con toda la presión de ser Rey, sus notas en el colegio siempre sobresalían.

''No podría ser más inteligente''.

Estaba haciendo lo posible por traer más chicos de la Isla.

''Se preocupa por el bienestar de todos''.

Bastante atractivo.

''Tiene los ojos más bonitos que haya visto''.

Y también era el novio de su mejor amiga.

''Ya basta, Evie. Deja de pensarlo''.

No tenía nadie con quién desahogarse, porque sabía la respuesta inmediata que le darían todos: «él ama a Mal». Podía escuchar esa frase en su cabeza con la voz de cada uno de sus amigos, además de sus expresiones de incredulidad por el triángulo amoroso que se había atrevido a formar. Evie lo tenía más que claro, pero no estaba lista para escucharlo una vez más de otra persona. Confesárselo a Mal no era una opción: lo más probable es que terminara con él por el acuerdo que ambas habían hecho una vez que llegaron a Auradon, diciendo que «ningún chico era más importante que su amistad». No era necesario ser un genio para darse cuenta que terminaría su relación para no verla triste, y esa no era la idea.

Sí quería decírselo a alguien, sólo quedaba una persona con la que podía hacerlo: Ben. Lo que más temía era que su relación se tornara desagradable o incómoda, ya que no tendría por qué: por más malvada que había sido en su pasado, ella jamás haría algo para separar a dos personas enamoradas, en particular si eran sus mejores amigos.

No esperaba una respuesta positiva, ni quería escuchar compasión por parte de él, mucho menos que cayera en sus brazos al instante en que se lo confesara. Sólo quería decirlo, sacar lo que había estado escondiendo por un tiempo y ya no cargar con el peso en sus hombros. 

Después de un gran debate consigo misma, dio un gran suspiro, se levantó de la silla y la acomodó antes de salir. Debía hacerlo antes de cambiar de opinión.

♕