c u a t r o

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A base de trampas y besos, Yeong Eun logró tener a Taeyang en su cuarto viendo una película de las que le gustaban, Yeong Eun no entendía por qué le gustaban las películas que nadie conocía y en idiomas tan raros (aunque él no podía decidir si un idioma era raro o no, ya que sabía dos que se podían considerar muy difíciles), al menos la que estaban viendo era rusa.

Yeong Eun tenía la cabeza de Taeyang en el regazo y pasaba sus dedos en su pelo. Le gustaba sentir el suave cabello de su profesor, también ver el contraste de color entre su piel y el pelo negro.

De vez en cuando decía que habían traducido mal una palabra o frase y le decía lo que él pensaba que era la traducción correcta. Notó que a Taeyang no le molestaba eso, al contrario, le agradaban esas correcciones.

Entonces, de la nada, dijo lo que había estado pasando por su cabeza todo el fin de semana.

—Creo que estoy enamorado de ti.

Taeyang separo su mirada  de la película y la fijó en sus ojos.

—Yeong Eun, yo...

—No tiene que decirme nada, ni siquiera tiene que corresponder, solo no se vaya, por favor.

Taeyang le acarició la mejilla y lo atrajo hacia él para darle un beso dulce, prácticamente solo un roce de labios.

—Yeong Eun, mi hermoso príncipe, te quiero tanto que voy a explotar.

En ese momento la alegría no cabía en su pecho. No pudo evitar sonreír, juntó su frente con la de Taeyang y lo volvió a besar, esta vez con más pasión. Se colocó encima de él, con las piernas a los lados de su cadera. El pelo de Yeong Eun cubría sus cabezas y a Taeyang le gustó sentirlo tan cerca, totalmente rodeado por él. Pero lo detuvo cuando intentó quitarle la camisa.

—No—dijo haciendo que Yeong Eun dejara de besarlo—, no estamos solos, los del servicio se van a dar cuenta.

—Te voy a contar un secreto— puso su larga melena sobre su hombro y se acercó a el oído de Taeyang—, les pago extra para que no digan nada sobre nosotros.

Yeong Eun vio algo de sorpresa en la cara de Taeyang.

—Ya entiendo sus miradas cuando llego.

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