Capítulo 2

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El pequeño Tomas

El doctor nos contó, que después de extraerle la flecha, al ver que no se desangraba se extrañaron, y pensando que tenía un derrame en la pierna, intentaron extraerle sangre del brazo, pero salió un líquido amarillo.

-De qué conocen a este ¿¨Niño¨?

-De nada doctor, lo encontramos en mitad de la calle.

-Pues por lo que me ha contado su familia esta lejos de aquí, así que os aconsejo acogerlo en una de vuestras casas, y tenerlo viviendo ahí hasta que sus padres den señales de vida.

Al final, Raúl y yo acordamos que se quedará en mi casa, porque su madre está enferma y no cree que sea la situación idónea para que haya otra persona viviendo en su casa.

Pasaron unas semanas, y la verdad es que era como cualquier otro niño, lo único fuera de lo normal, es que solo comía manzanas, aunque como en el jardín de mi casa hay manzanos, no fue ningún problema para él.

Un día, me desperté y Tomas no se encontraba en el sillón, el cuál usaba como cama. Salí de casa y vi una manzana mordida en el suelo, y ¿quién iba a ser el que la mordió? 

Fui a casa de Raúl, pero sin tocar el timbre para no molestar a Rosalía, y lanzé una china a la ventana de su cuarto para que se asomará. Cuando salió, le puse al corriente de todo lo que había pasado y salimos a buscarle.

Fuimos por todo el pueblo preguntándole a toda la gente que si habían visto a un niño con una herida grande en la pierna izquierda, y después de estar dando vueltas por el pueblo, Damián, (uno de nuestros mejores amigos) nos contó que vio a un niño subiendo la cuesta de Media Luna, una antigua colina que estaba deshabitada desde hace siglos, y nos dispusimos a ir hacia ese lugar.

Al llegar al pie de la colina, pudimos ver el largo trecho de cuesta y de camino que teníamos que recorrer para encontrar a Tomas, y comenzamos a caminar.

Después de unos cuarenta minutos caminando sin ver a nadie, Raúl escuchó un sonido por detrás de nosotros,nos dimos la vuelta y no había nadie. No le dí importancia y seguimos caminando.

Llegamos a una laguna, un poco pequeña, pero era muy bonita, y nos sentamos a descansar del largo viaje. Mientras comíamos unos bocadillos que habíamos traído, Raúl, escuchó según él, un grito, aunque yo no había escuchado nada. Entonces, estaba viendo el paisaje, y vi algo raro por encima de una roca, era como...¿una cabeza? Pero era algo azul, y dejé de pensar que era una cabeza, pero, cuando lo señalé con el dedo, y le dije a Raúl que qué era eso, de pronto salió un hombre azul de detrás de esa roca, y empezó a correr hacia nosotros.

Del miedo que nos entró salimos corriendo. ¡Nos perseguía algo azul con la silueta de un hombre que estaba gritando! Todo era surrealista, aunque pudiera tratarse de una broma, no queríamos comprobar si lo era o no.

Cada vez se acercaba más a nosotros y yo estaba empezando a temblar, y al darme cuenta de que era más rápido que nosotros, le dije a Raúl:

-¡Corre vamos a perderlo en el bosque!

Lo inevitableWhere stories live. Discover now