Guarda en tu corazón lo mejor de una persona, nunca guardes lo malo para que eso no te haga daño en un futuro, agradécele por lo que te brindo que fue muy bueno, lleva siempre en tu mente eso y deseale lo que merece ya que te dio un poco de su tiem...
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Hacen cuatro años conocí a una persona con la cual comencé a hablar y a conocernos. Al pasar los meses y yo empecé a sentir una atracción hacia esa persona; me pareció algo interesante por su forma de ser, es que tenía una gran sencillez y esa atención conmigo.
Esas pequeñas cosas que tenía, fueron las que me llamarón la atención, era muy lindo hablar con esa persona, paso el tiempo y yo me fui acostumbrando a todo eso y de un momento a otro se alejó de mí, nunca le pregunte ¿por qué lo hizo? pero me quede con ganas de saberlo.
Yo nunca le dije que me llama la atención, quizás por pena, por miedo a su reacción y quizás no tenía la mejor forma de hacérselo saber.
Cuando se alejó por mi mente pasaron preguntas como:
¿Por qué se había alejado?
¿Por qué dejamos de hablar?
Y cosas así, pero por mi mente nunca paso volver a escribirle y dude en que me escribiera, pensé que no iba a saber más de su vida, quizás no quise molestar por respetar su decisión.
Pero estaba un poco confundida, mi corazón me pedía que le escribiera para saber algo de su vida, pero mi mente me decía que me diera mi lugar y no perdiera mi dignidad.
La verdad es la hora y no sé si hice bien o hice mal, pero siempre he creído en las perfecciones de Dios, en esos momentos lo que pensé, que si Dios nos separo era por diferentes causas, quizás a su vida iba a llegar otra persona u otras cosas y para mi vida tenía diferentes planes.
