Capítulo II

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-Señora el subterráneo no está en función -interrumpió un hombre de edad avanzada. -No creo que sea seguro para una mujer. -añadió confundido.
-Creo que puedo cuidarme sola, no hay de que preocuparse  -murmure amable mientras le apuntandole con un arma.
Aquel hombre salió corriendo dejándome sola.

Conforme más me adentraba en aquellos pasillos el olor se intensificaba, era un olor relamente asqueroso eh imposible de confundir había un silencio abrumador, era casi irreal.

Estaba muy alerta pero no lograba percibir algún indicio de que mi hija estuviera aquí. - Quizá fue un error -decía mi conciencia.
Pero algo no estaba bien, decía mi instinto.

Ya fastidiada me diriji a las escaleras, estaba buscando en el lugar incorrecto.

-Estas un poco pérdida nena-murmuro una burlona voz desde donde la claridad era mas tenue.
Ignore sus palabras y comencé a caminar hacia aquella oscuridad.
-Cometes un grabe error - hablo de nuevo aquella voz. -Estas muerta.
Comencé a disparar al percibir que de ahí era donde provenía el asqueroso olor Lycans, ellos me respondieron de igual manera y digo ellos por que evidentemente eran demasiadas balas y varios cañones.
Conforme disparaba me iba acercando más, algunas balas entraron en mi cuerpo pero hice caso omiso, uno de ellos se lanzó contra mi, pero fui más rápida intercambiamos golpes, ninguno de los dos caía, era muy fuerte.
Los demás observaban y reían entre ellos, en verdad me estaba irritando.

Un aullido ensordecedor me desubicó por completo, el más corpulento de los siete me levanto del cuello, su rosturo comenzó a deformarse, hacia muecas de dolor y de su cuerpo brotaba un pelaje. Joder estaba en grabes problemas.
Comencé a forcejear y logre que me soltara, saque un arma y descargue el cartucho en aquel monstruo.
Me lance encima de su lomo y con una navaja hice imnumerables cortes en su cuello y torso, caímos al suelo y murio.
Antes de que uno de ellos me disparará lo agarre de la nuca y susurre en su oido. -Les dirás que bajen sus armas o todos mueren.
-vete al carajo -escupió el pobre imbecil.
Arranque su cabeza.

* * *

-Estas infringiendo tu preciado tratado de paz. -Caleb el nuevo líder de los Lycans estaba parado frente a mi y no venía solo.

Solté el cadáver que tenia en mis manos y avance en su dirección.-puedes irte a la mierda. - dije limpiando la poca sangre que se había acumulado en mis labios.

-Estas muy lejos de casa, Selene -murmuro amenazante. -Y nosotros no emos echo nada malo -comenzó a decir.-Tu vienes a cagarla y quieres que nos quedemos de manos cruzadas -solto una carcajada, miro los cadáveres y susurro - créeme no querrás que nos defendamos.
Los disparos me ensordecieron y una punzada en el pecho me hizo caer, apreté la herida pero joder el dolor era espantoso.
-Pasare este enfrentamiento desapercibido, pero no quiero volver a saber de ti. - perdí la razón.

* * * *

Desperté.
El dolor era insoportable, las arcadas de sangre convulsionaban mi cuerpo de una manera abrumadora, mis pulmones expulsaban coágulos sangre, estaba muriendo, unas cuantas lágrimas comenzaron a brotar.

Cerré los ojos.

-Selene -acarició mi mejilla y sonrio como el solo podía hacerlo. -Mi pequeña Selene.

-Victor - mis ojos se cristalizaron y mi voz era apenas audible.

-guarda tus fuerzas pequeña, tienes que sobrevivir -trate de sonreír pero me fue imposible.

Victor había sido tan bueno conmigo, aunque sus intensiones no fueran buenas y su corazón lleno de rencor lo atormento toda su vida, una parte de mi le admiraba y agradecía su misericordia. -Nos vemos en el infierno. -susurro cínico, algo tan digno de el, sonrió ampliamente y se fue.

Underworld: Memorias de Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora