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Aquel curso de enfermeras la tenía emocionada, no veía la hora de que la cola de migraciones avanzara porque deseaba sencillamente mirar fuera de las lunas del aeropuerto de Schiphol

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Aquel curso de enfermeras la tenía emocionada, no veía la hora de que la cola de migraciones avanzara porque deseaba sencillamente mirar fuera de las lunas del aeropuerto de Schiphol. Alanis se emocionó cuando avanzaron cinco personas de la cola y la única que quedó en espera fue ella, solo era cuestión de tiempo y paciencia.

Cuando uno se desocupó, Alanis corrió hacia la pequeña cabina para dejar que sellaran su pasaporte, le sonrió al hombre que miraba su fotografía y movía un sello sobre un tapón para que se llenara de tinta.

Buena estancia –le dijo serio devolviéndole su pasaporte.

Corrió hacia la salida emocionada cuando no halló más que gente que miraba tras ella, buscó algún cartel con su nombre por toda la fila pero solo la llamaron de maneras distintas. No oyó ni su nombre mal pronunciado, escuchó los murmullos de la gente mientras miraban el cartel sobre ellos que decía que había ya desembarcado.

Caminó arrastrando su pequeña maleta, esta vez ya no emocionada, estaba asustada porque se encontraba en un país que ni siquiera conocía por fotografías. Toda la semana había pasado leyendo sobre etiqueta social, maneras de vestir para cursos que se olvidó buscar al menos información.

Volvió a mirar hacia las personas pero no halló a nadie del hotel, le había dicho claramente el hombre al otro lado del teléfono que una señorita la recogería pero no veía a nadie, se sintió estafada por lo que caminó esta vez mirando las señales de salida hacia la puerta para tomar un taxi.

Estaba tan molesta que si alguien en ese momento le decía algo, Alanis saltaría a golpearlo. Refunfuñó todo el trayecto hasta que halló a un hombre amable que le dijo que podría llevarla en su auto, miró que tuviese el distintivo del aeropuerto y en cuanto lo encontró se sintió aún más segura de sentarse en el asiento trasero.

Le cedió la hoja de la reservación del hotel y este leyó la dirección para poder llevarla a lo que sería su destino, sin ánimos de nada Alanis abrió la ventana para poder mirar hacia afuera. Ámsterdam nunca había estado en sus planes por lo que no pudo ver su belleza a la primera, tuvo que prácticamente buscarle detalles a cada parada que hacia el chofer en los semáforos para hallar algo atractivo en que distraerse.

No iba a mentir, todo el rato había estado pensando en como iba a reaccionar cuando fuese a la recepción del hotel. Estaba demasiado molesta con lo que había pasado por lo que no notó cuando el chofer ya había abierto la puerta para que bajara.

Alanis se disculpó por aquello y extendió un billete pequeño que tenía en el bolsillo, el hombre le sonrió al mismo tiempo que señalaba el taxímetro.

¿¡Treinta y dos euros!? –gritó sorprendida.

El hombre solo alzó los hombros, Alanis tuvo que pagarle con monedas porque billetes no tenía a la mano. Estaba aún más furiosa por lo que cuando entró arrastrando su maleta por el lujoso hotel todos la vieron, pisaba tan fuerte y refunfuñaba tan alto que todos la notaron.

Dream • Byun BaekHyun •Where stories live. Discover now