Coward 【✔】 Im Jaebum

Capítulo 3.

-¿Por qué te comportas de esa manera? -me pregunto Youngjae, claramente molesto y desconcertado.

Bien, todavía no se lo que tenga que decirme, pero seguramente será una mentira más.

-Simplemente, odio a ese hombre, Youngjae -dije, tratando de sonar tranquila.

Habíamos regresado a casa. Bueno, le había arrebatado a YooJung de los brazos y me fuí de ahí lo más rápido posible. Y Youngjae, por su parte me siguió.

-Pero, ¿lo conoces?

-Youngjae... -me giré para verlo directamente a los ojos, y con una cara seria. -Es una larga historia, que por cierto, no tiene nada que ver contigo.

-Vamos, Jaebum es mi amigo desde hace dos años, y lo conozco perfectamente.

Hace exactamente dos años fue cuando me dejó.

-Me alegra, espero que se casen -dije, sarcástica.

Realmente me estaba hartando la insistencia de Youngjae por saber qué es lo que pasó entre nosotros dos.

Y no tengo ningún problema en contarlo, pero, no quiero recordarlo.

-Mejor vete, quiero estar sola -desvié mi mirada al suelo.

-Bueno -suspiró. -Nos vemos mañana.

Dijo antes de irse a la puerta, y salir.

¿Como Jaebum no pudo darse cuenta de que YooJung es su hija?

Si ella es muy parecida a él cuando era bebé.

🌸

-¡Aléjate ya de el! -gritó desesperada mi mejor amiga, Rose.

-No puedo hacerlo... -susurre.

Si, en la preparatoria conocí a Jaebum. Y me moría por el.

Y cuando realmente me enamoré, me puse muy sensible.

-Ni siquiera son nada y te pones muy celosa cuando está con alguna mujer.

-Rose, realmente el me gusta.

-Pero, no te conviene -exclamo.

¿Cuantas veces habíamos tenido esta conversación ya? Demasiadas veces.

Ella siempre intenta convencerme de que Jaebum es un mal hombre.

-¿Y por qué siempre hablas mal de el? -alcé una ceja.

Ella notablemente se tensó.

-No me digas que... ¿te gusta? -pregunte, angustiada y triste.

-¡No! -gritó. -No me gusta -agregó.

-¿Entonces?

-Solo quiero lo mejor para tí y -antes de que siguiera la interrumpí.

-Jaebum es lo mejor para mí y fin -sonreí, en cambio ella rodó los ojos.

El timbre sonó, avisando que el descanso había terminado.

-Te espero en la puerta, ¿vale? -dijo, mientras recogía sus cosas para irse.

-Si, nos vemos -le contesté. Antes de irse me regaló una sonrisa.

Tengo las próximas dos horas libres. O sea, dos horas de aburrimiento.

Paso una hora lentamente, seguía en la misma mesa de la cafetería y trataba de distraerme con mi celular. Vaya día para olvidar mis audífonos.