Carlos. Esa es la razón. Él y yo habíamos estado saliendo durante tres años. Ahora no. Ya no. Nunca más volverá a suceder. No le veré sonreír como hizo siempre conmigo, ni abrazarme, ni tratar de secarme las lágrimas que malgastaba cuando las cosas no salían bien, y mi mundo se acababa, mientras el cielo caía y me partía en dos.
No.
Ya no habrá más veces así. Se acabó, por duro que parezca, no volverá a estar a mi lado. Está aceptado ya. Ahora sé que no fue una broma de mal gusto, que todo sucedió.
Que en hace cosa de tres meses un cáncer de pulmón arrasó y realmente se llevó todo lo que tenía.
Demasiado fuerte. Lo sé. Nadie lo ha vivido del mismo modo en que lo he hecho yo. No hay persona en el mundo que pueda comprender lo que se siente, lo que te pierdes, y todo lo que se va y se escapa de tus manos cuando sucede.
Él no me lo había dicho, no lo sabía, nadie lo hacía. Ninguna persona llegó nunca a imaginarse que un chico de tan solo dieciocho años pudiera acabar así. Cuando le veían acercarse con su chupa de cuero en el parque a los bancos, siempre le bromeaban y decían: “¿Qué, Cache, dejaste ya la hierba?”
Carlos, aceptando su supuesta tos como una causa del tabaco, sonreía y lo negaba. Entonces todo el mundo reía. Él nunca iba a cambiar.
Lo sabían, lo sabía. Y esa fue la causa de lo que le ocurrió. Antes no me lo creía. No me lo quería creer, parecía una broma, una cruel broma de alguien que me odiaba, pero no. Sucedió, y nadie pudo hacer nada por él. Horrible, pero demasiado cierto.
Hoy todo cambiará. Hoy los recuerdos que un día tuvimos en un parque restarán allí aparcados, deseando que algún día vuelva y los rescate del triste modo en que los dejé.
Lo tengo decidido, necesito cambiar. Irme a un sitio en el que las cosas sean totalmente diferentes. Necesito empezar de cero, de nuevo, otra vez, sin la gente que me ha rodeado aquí.
A mis amigos, ¿qué les diré? La verdad.
Que lo cierto es que me mudo y que como destino tengo Valladolid. Lo comprenderán, eso espero. Pues más tarde pretendo volver, cuando se hayan sanado todas las cicatrices que ese horrible día aparecieron. Cuando el nombre de Carlos no me apuñale a cada instante. Para que la habitación que en esa época tantas veces compartimos no aparezca en mis peores pesadillas para torturarme con su presencia. Me voy, quiero que las cosas se calmen.
Decidido. No hay vuelta atrás. Aunque mis padres se quedan aquí, en Madrid.
Se lo he comentado hace tiempo ya, y ellos, están de acuerdo en que actúe de este modo y me vaya a vivir con mis tios.
Causa: Corazón destrozado y demasiados recuerdos aquí. En el sitio en el que me ahoga todo lo que soy y lo que fui

ESTÁS LEYENDO
Justo detrás de ti
Teen FictionLena es una adolescente que se va a vivir a Valladolid. Tiene que cargar con su pasado, pero el presente de esta nueva ciudad van a traerla nuevas cosas en las que pensar.