La dama en la ventana #1

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Era verano, por fin lograba completar mi mudanza, un nuevo barrio, nueva gente, nuevos aromas, nuevos lugares y nuevo trabajo, era como si yo mismo me sintiera renovado, como si hubieran cambiado la sangre que corría por mi cuerpo, el desprenderme, por fin, de mis padres me había cambiado mucho, el sólo hecho de saber que ahora vivía solo me daba una libertad y generaban una sensación que nunca había experimentado. Por un lado estaba la tristeza de saber que, al despertarme por la mañana, mi madre, mi padre y hermanas no estarían allí para poder verlos y hablarles, saber que al regresar por la noche mi madre no estaría allí preparando la comida, tampoco vería a mi padre al regresar a casa durante el mediodía, y mi hermana pequeña ya no me daría el beso de las buenas noches, así como tampoco tendría que ayudar a mi otra hermana con sus estudios, todas cosas que, sin lugar a dudas, extrañaría. Pero también estaban las cosas positivas: LIBERTAD TOTAL, podría hacer lo que quisiera a la hora que me diera la gana, escuchar música, escribir, trabajar, llevar mujeres a mi casa sin importar la hora o que alguien me viese, era muy feliz y estaba totalmente renovado, era lo que siempre había querido, y por fin se había convertido en realidad.

Habían pasado ya dos días desde que mi mudanza había sido concretada, estaba conociendo a los vecinos, poco a poco, y ellos se iban dando una idea sobre mi, también recorría el barrio con la mayor frecuencia posible para conocerlo y adaptarme lo antes posible, me gustaba saber dónde estaba cada cosa, cada lugar, saber a dónde recurrir en caso de querer comprar algo, saber si habían chicas bonitas en los alrededores y demás. Estaba yo descansando en mi habitación, había regresado del trabajo y me disponía a estudiar un poco de psicología para la facultad, cuando la vi, ella estaba parada frente a su ventana, peinándose el cabello con un cepillo, mientras observaba el cielo con mirada pensante, mi ventana daba justo en diagonal a la suya, fue por eso que llamó mi atención cuando me acerqué a esta para tomar unos apuntes que estaban apoyados en una mesita justo debajo. Al verla fue como si todo el universo se detuviese, el mundo había dejado de girar, los pájaros ya no cantaban, el viento no soplaba y el Sol había dejado de producir calor, todo se había detenido, fue un momento mágico, sus cabellos castaños eran atravesados de manera hermosa por aquel cepillo una y otra vez, sus lindos ojos marrones no parecían estar observando un punto en particular, su piel blanca y sus hermosos labios rosa me habían vuelto loco, era como si mi corazón hubiera sido arrebatado por esa belleza que estaba sólo a uno cuantos metros de mi persona, separados por un pequeño trecho y unos cuantos metros de altura, ya que yo estaba viviendo en un segundo piso, y ella, por lo visto, también. Estuve observándola casi alrededor de cinco minutos sin que ella me notase, hasta que por fin lo hizo, yo pensé que me iba a tildar de mirón o algo parecido, pero no fue así, para mi sorpresa ella se colgó en mí mirada así como lo había echo yo anteriormente, sus ojos parecían analizarme dulcemente, pronto pronunció unas palabras de saludo, a las cuales tardé en responder, simplemente por estar "colgado en el tiempo", ella realmente me había impresionado, su figura había conquistado el poder de mi razonamiento, y no parecía querer devolvérmelo, nuevamente ella me saludo, y en esta ocasión sí pude responder, regresando en mí mismo, pedí perdón por no haber respondido al anterior saludo, ella sonrió y comenzamos a charlar. Pasamos el resto de la tarde hablando, nos llevábamos muy bien, éramos muy parecidos en ciertos aspectos y ella me sorprendía mucho en otras cosas, en un momento sentí que esa chica era algo especial, algo en ella la hacía única, y nuestro encuentro parecía estar predestinado, como si ambos supiéramos que iba a ocurrir algún día y hubiéramos hecho todo en nuestra vida de la manera correcta sólo para estar allí, en ese momento y en ese lugar, juntos, o mejor dicho, separados por un pequeño trecho de unos pocos metros. Pronto cayó la noche y tuve que ir a la facultad para realizar mis estudios, nos despedimos, pero no sin antes prometernos volver a realizar una charla como esa al día siguiente, a la misma hora. Ya no me importaba el hecho de tener que estudiar, sólo quería volver a hablar con esa hermosa muchacha que tan feliz me había hecho aquella tarde.

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La dama en la ventanaWhere stories live. Discover now