TWO

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Cuando Jimin estaba resfriado, se convertía en "un mochi de fresa y mocos".

Yoongi al verlo lo supo todo.

Esa carita toda rosa cual fresa en verano, ese sonido que hacía con su naricita al sorber sus moquillos. Jimin estaba resfriado.

- Jiminnie. -Yoongi susurró dulcemente antes de depositar un suave beso sobre esa mejilla rosa que tanto le tentada. - Hoy te vienes a mi casa. -Jimin asintió con una sonrisa, una mirada llena de cansancio y un dulce te quiero de esos labios, que derritieron un poco el corazón de Yoongi.

En la parada del autobús Jimin apoyó su cabeza en el hombro de Yoongi, y este le envolvió la cintura con un brazo. Aquel leve toque le bastó a Yoongi para notar lo cansado que estaba jimin, y todos los besos que necesitaría darle a su bebé para curarlo.

Tendrían que hacer un tramo del viaje en autobús,  pero no importaba, pronto estarían en casa de Yoongi.

- Yoongi. -la voz rota del menor alarmó a Yoongi,  quien dejó ambas mochilas en el suelo y fue hasta Jimin.

- Mi amor, ¿qué pasa?. -Yoongi lo miró y lo apegó a su pecho. Su Jimin estaba llorando, sus lágrimas corrían por sus mejillas sonrojadas.

- Solo estoy cansado. -sorbió su nariz. - No me gusta estar resfriado, todo el día moqueando. -Jimin aferró sus manitas a la espalda de Yoongi como un koala y el susodicho sonrió por un momento. Jimin lavantó la mirada de su pecho, y señaló su nariz que estaba toda roja. - Odio esta nariz. Cuando estoy resfriado. -sorbió su nariz. - Siempre se tapona. No me gusta.

- Pequeño mochi de fresa. -Jimin de quejó. - Tu nariz es la más hermosa de todas. -besó la punta de su nariz. - No llores. Tu Yoongi te cuidará y ya verás como te curarás rápido. -Jimin le sonrió todo sonrojadito.

Si es que solo Jimin hacía sacar ese lado cursi de Yoongi.

- Así que primero una ducha calentita. - soltó a Jimin,  quien empezó a caminar hacia la ducha. - Si necesitas ayuda, ya sabes donde estoy. -soltó con un tono seductor, mientras le daba una suave nalgada,  y aunque Yoongi no lo hubiera visto, sabía que jimin se había sonrojado aun más.


La sopa de sobre caía lentamente dentro de los boles, expandiendo el vao con olor a pollo por la cocina, mientras Jimin terminaba de vestirse.

- cough cough. -Yoongi giró hacia la provenencia de aquella tos, y se encontró con la imagen más tierna del mundo: Jimin llevaba puesta una camiseta vieja holgada de Yoongi, unos shorts, con un puchero adornando sus labios, y lo mejor de todo, un hermoso rosado en sus mejillas. No pudo evitar que una sonrisa apareciera en sus labios al verlo.

- Ven aquí mochi se fresa. -Jimin le puso mala cara, pero su sonrisa le delató y se dirigió a los brazos de Yoongi.

- Te he dicho que no soy un mochi de fresa. -murmulló en su pecho.

- ¿Y entonces esas mejillas rositas no parecen un mochi? ¿Mmnh?. -Yoongi río nasalmente y le besó la coronilla. - La cena está lista. El señor Ave Crem me dió la receta secreta de su sopa. -la risa melodiosa de Jimin se expandió por el pecho de Yoongi, antes de separarse y sentarse frente a la comida.

La cena fue tranquila, llena de dulces risas y de pañuelos que Yoongi le daba a cambio de besos, que Jimin le negaba al principio por no contagiarlo, pero, para ser sinceros, no sabia decirle no a esos finos labios, hasta que Jimin vió sus medicamentos. Esas pastillas no pasarían por su garganta.

Yoongi notó su cambio de expresión y sonrió de lado. -Jiminnie, el medicamento. -Jimin negó sin mirarlo a los ojos. -Jimin. -otra negación. - Park Jimin, acaso no te quieres curar. -su voz no sonaba autoritaria, sonaba más paternal, amorosa.

- Yoonie. -Jimin intentó camelarlo con sus ojitos de cachorrito, pero Yoongi negó. - Pero las pastillas son demasiado grandes, no caberan en mi garganta.

- También dices eso del mini Yoonie y luego bien qu. -Jimin lo paró antes de que siguiera hablando, con un gran sonrojo.

- Vale, ya me las tomo. -dijo, y cogió las pastillas. - No hables de esas cosas mientras comemos. -dijo intentando tragar las pastillas, mientras Yoongi lo miraba con una sonrisa triunfante.

- Ve al sofá y pon la película que quieras. -Yoongi se levantó recogiendo los platos y Jimin intentó seguirlo. - No. -un suave golpecito en su mano. -Te dije que al sofá. Nada de hacer esfuerzos.

- Yoongi. -soltó, moqueando y mirándolo. Yoongi creía que se iba a quejar, pero volvió a hablar. - Traeme pañuelos. -escuchó un si señor, proveniente de los labios ajenos, y siguió su camino hacia la televisión.

Titanic. Sabía que era un clásico en las películas, y que ya la había visto un millón de veces, pero realmente quería verla.
Se sentó en el sofá a la espera de su novio, con el mando a distancia en la mano para poder presionar el botón Play cuando Yoongi se sentara.
Inconsistente escondió su nariz bajo la camiseta holgada y aspiró su aroma, cerrando sus ojos.

Yoongi olía tan bien.

Con su aroma se le olvidaba del mundo a su alrededor y solo se concentraba en poder impregnar ese olor en su interior. Por eso mismo no se dió cuenta de que Yoongi lo miraba hasta que sintió un peso al lado suya.

- ¿Huele bien?. -Jimin sacó la nariz de entre la camiseta, mientras que un paquete de pañuelos se ponía encima de la mesa baja. -Pon play. -presionó el botón, y Yoongi palmeó sus piernas para que Jimin se instalase entre ellas, lo que no dudó en hacer,  sintiendo enseguida unos brazos que se abrazaban a su cintura.


- Yoongi. -susurró Jimin mirando la televisión mientras estaba apoyado contra Yoongi entre sus piernas.

- ¿Mmnh?. -atinó a decir Yoongi concentrado en como Jack corría en el barco seguido por Rose, para no caer en el temible océano.

- Gracias. -una leve pausa que hizo que Yoongi lo mirase por encima del hombro. - Por cuidarme. Te quiero. -un leve sonrojo que hizo que Yoongi lo achuchara más contra el y le repitiera toda la noche cuanto le amaba.

When babe is sick  [ y.m ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora