VI.

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Ahí estaba Elías, sin ojos y con algo negro brotando de su boca, sonriendo.

Mamá vino corriendo hasta mí y me preguntó que me pasaba, le dije que viera hacia adelante pero...

No vió nada y me dijo que deje de jugar aquí.

Mamá, ¿por qué no me crees?

Ella nunca cayóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora