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El otoño al fin ha comenzado, las calles menos concurridas y más apartadas del centro de la ciudad, se tiñen de tonalidades anaranjadas a causa de las hojas cayendo de las copas de los árboles en un suave compás; el clima es frío y también húmedo, sin embargo, no deja de ser agradable en lo absoluto a los sentidos de muchos. Cientos de personas se refugian tras el calor de una chimenea a las siete de la tarde, o tras la energía de un café por la mañana, tras bufandas tejidas a mano y abrigos que aparentan ser de piel.

Un joven estudiante de fotografía, amante de los paisajes naturales, de las tardes de lluvia y los zapatos coloridos de manera extravagante, busca el mejor ángulo que pueda obtener con su pequeña cámara, para poder retratar lo que tiene exactamente frente a sus ojos.

Es un chico. Delgado, lo suficientemente alto, acaba de cumplir veinte años hace apenas unos cuantos meses y su piel morena reluce en medio de cualquier clima, le hace sobresalir al igual que sus aún inocentes y colegiales facciones. Siempre ha sido igual, y su mejor amigo, Park ChanYeol, lo admira por esto y cada una de las demás características que lo conforman; por ser Kim JongIn, su pequeña gran inspiración, quien sonríe únicamente para él y su antiguo lente de una cámara, capaz de enmarcarlo una y otra vez.

—Las polaroid en verdad son mis favoritas desde siempre —comentó el camarógrafo, con un tono de voz lo suficientemente alto mientras agitaba la miniatura que acababa de emitir el pequeño aparato de mano—. Puedes tener estas fotografías en físico de manera inmediata, ¿no te parece fascinante? —explicó con entusiasmo, sus ojos brillando ante la nueva obra de arte obtenida entre sus dedos.

JongIn, quien se hallaba mirando hacia el cielo con natural simpatía, observó hacia el más alto con curiosidad, sus manos cruzadas tras la espalda y un batir de pestañas que procuraba ser ligero mientras analizaba las entorpecidas acciones del contrario. Park ChanYeol resguardaba con prisa la nueva fotografía en un lugar seguro, el bolso que siempre cargaba se encontraba ahora en el suelo sobre cientos de hojas secas, y sus dedos nerviosos luchaban por encontrar el escondite perfecto dentro de uno de los cuadernos de apuntes de la Universidad. Sus perfectamente redondeadas gafas de pasta gruesa resbalaban por el puente de su nariz y volverlas a poner en su lugar, parecía significar un gran esfuerzo al que no se encontraba dispuesto a prestar atención, al menos, no cuando tenía a su disposición un pequeño trozo de arte que debía proteger por sobre todas las cosas.

Una sonrisa de ternura nació entonces en los labios del menor de ambos, sus pasos llevaban grabados la tranquilidad absoluta mientras se aproximaba hacia su mejor amigo. Él no necesitaba conocer exactamente la razón de todas aquellas obsesiones que formaban parte de la vida del contrario hacía un par de años, creía que era cuestión de tan solo darle tiempo al tiempo.

—Señor estudiante de fotografía —llamó el moreno cuando estuvo lo suficientemente cerca, inclinándose para acunar el rostro ajeno con ambas manos y alzarlo de manera gentil. ChanYeol lo observó con esos ojos grandes y expresivos de siempre, JongIn era solo una mancha borrosa mientras deslizaba aquellas gafas con cuidado hasta posarlas nuevamente en su lugar; suave y armonioso, como cada uno de sus simples movimientos—. ¿Usted jamás se cansará de retratar personas?

El aludido, sin embargo, se mantuvo estático en su lugar hasta que el más joven se reincorporó y decidió retomar un nuevo camino sin rumbo fijo. El alto se no tardó en seguirle con torpeza, cruzó el tirante del pequeño bolso por su torso y sostuvo la cámara nuevamente entre sus manos, casi logrando pisar los talones del moreno de forma inmediata hacia donde sea que este se dirigiera. JongIn era como una pequeña mariposa colorida, revoloteando con alegría de un lugar a otro y ofreciéndole las tomas más perfectas; rebosante de energía, él siempre fue como una píldora de felicidad que sabe demasiado dulce al momento de probarla.

—¿No te parece irónico? —Ambos se detuvieron por un momento. ChanYeol recobró la compostura y de manera instintiva, su índice se movió hasta poner las gafas apenas un centímetro más arriba de su puente— Tal vez los seres humanos somos totalmente el significado contrario de lo que resulta ser el arte. No somos abstractos, tenemos una forma definida, somos predecibles y hemos de ser bastante aburridos para otras especies, ¿no?

El más alto, sin embargo, se tomó un momento para pensar en ello, en esas palabras que como siempre cargaban sinceridad, que lograban tocar alguna pequeña fibra en su interior y revolvían su estómago y pecho sin piedad. Park ChanYeol no era tan solo un amante de la fotografía; pasaba también sus tiempos libres escogiendo algún libro que dejara mucho en lo cual pensar, que tuviera esa capacidad de parecer simple pero estar lleno de misterios y profundidad en el interior. Kim JongIn era como su género favorito de literatura y no se avergonzaría de tener que admitirlo en voz alta.

—Eso es posible—Apuntó con simpleza el de más edad. Se permitió observar a su alrededor las hojas de tonos marrones y naranjas cayendo en una danza suave, y pudo descifrar que aquel sería el lugar perfecto para una nueva e impecable fotografía.

—¿Por qué te gusta tanto retratarme, en ese caso?

La pregunta realizada con aparente calma, le tomó por sorpresa, no iba a negarlo. Notó perfectamente la mirada de JongIn sobre su rostro y supo que el moreno estaba haciendo eso otra vez, jugaba con sus dedos de manera nerviosa y esperaba una respuesta con ansias, como un niño pequeño del cual su curiosidad por descubrir el mundo es más grande que todo lo demás.

Y ChanYeol no es quien para negarle el poder conocer.

—Porque tú no eres aburrido, JongIn, en lo absoluto —admitió entonces sin mirar al otro a la cara y sus propias mejillas fueron las que tomaron un repentino color carmín. El más bajo mordió su labio inferior con inocencia y sonrió un poco antes de soltar un breve suspiro de satisfacción inesperada.

Autumn memories ┇ ChanKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora