|| Padres por una semana || YoonSeok

1: Kim Hyosoo

  — ¡¿Por qué aceptaste cuidarla?! — gritó Yoongi. 

. . .

Linda manera de comenzar la semana. Era lunes por la mañana y Min Yoongi, de veinticuatro años, traía una ataque de histeria encima. 

Para comenzar, a penas eran las ocho de la mañana y ya había sido separado de la tierra de los sueños; y no fueron los besitos de su novio lo que lo despertaron, sino una risa escandalosa y muy aguda. 

Reconocería esa risa en cualquier lugar, situación o entorno, era nada más y nada menos que Kim Hyosoo: la hija de Namjoon y Seokjin. 

Se separó de su cómoda camita molesto, lanzando maldiciones al aire. Insultando mentalmente a Seokjin por heredarle esa espantosa risa de limpia vidrios a su hija. Caminó a paso firme hasta la sala de estar, dispuesto a ahorcar a sus amigos por llevar a esa mini destructora hasta su casa.

Justo cuando cruzó el umbral de la puerta se encontró con Hyosoo saltando sobre un sofá  y a Hoseok riendo, intentando atrapar a la niña. 

No veía por ningún lado a Seokjin. Tampoco a Namjoon.

  — Hyosoo baja del sofá. Hoseok, ven aquí. Ahora. — dijo. Su voz estaba más grave de lo normal por haber despertado hace solo minutos atrás. 

La morenita quedó estática. Siempre que veía a Yoongi éste traía la misma cara  de gato molesto, con sus ojos entrecerrados y su boca recta.

Hoseok tragó saliva sonoramente. Tomó el control remoto, encendió la televisión y puso el canal que transmitía películas animadas. Para su suerte estaban pasando el rey león y la niña inmediatamente se sentó con la mirada pegada en la animación. 

  El pelinaranja caminó hasta la cocina donde lo esperaba su pareja. Sabía que se llevaría el peor de los regaños, pero nada que su sonrisa no pudiese solucionar.  

  — ¿Me podrías explicar qué hace aquí Hyosoo y por qué no están sus papás? — comenzó Yoongi en cuanto vio entrar al menor. 

— Sí... ¿Quieres un café, cariño? 

El de piel pálida asintió. Sabía que la charla sería un poco larga y lo mejor sería tomar un café para despertarse mejor. 

Hoseok tomó dos tazas, una de Kumamon y otra con un sol en el centro, preparó el café lo más lento posible. Necesitaba minutos extras para encontrar la manera adecuada de explicarle al mayor lo que estaba pasando. 

No era tan grave, pero cuando se trataba de niños y Yoongi, parecía ser el problema más grande. 

Le entregó la taza del oso negro al pelinegro y se sentó frente a él, justo en su lugar del comedor. Inhaló profundo y soltó.

  — Hoy a las siete vinieron Namjoon y Seokjin hyung, querían hablar con nosotros, pero les dije que tú aún dormías. Sucede que la madre de Jin se agravó y justo ésta semana su padre tuvo un viaje de negocios... no había quien cuidara de la señora Kim. 

— ¿Y el hermano de Seokjin hyung? 

— Viajó también con su padre, ya sabes que él se hará cargo de la empresa cuando el señor Kim ya no pueda hacerlo. 

— Bien, ¿Entonces? ¿Qué hace Hyosoo aquí? 

— Amor... no podían llevar a la nena con ellos. La señora Kim necesita mucha atención y además Hyosoo debe ir al jardín. 

  — Hoseok, espero que no sea lo que estoy pensando. 

El castaño miró a un costado y cerró sus ojos listo para el regaño. 

— Sólo la cuidaremos esta semana...

. . .  

Y bueno, ahí volvemos al principio. A un Yoongi histérico, explicándole a su novio por qué no quería cuidar a una niña. 

Pero sólo recibía como respuesta la mejor mirada de cachorro que existía. 

El mayor salió de la cocina echo una furia y se sentó en uno de los sofás. Hyosoo seguía mirando la televisión, riendo en ocasiones. Con cada sonrisita se podía apreciar un hoyuelo en el centro de sus mejillas.  

¿Qué rayos iba a hacer? 

Hyosoo a penas tenía cinco años. Era una niña mimada. Aún bebía leche en biberón y le gustaba que la cargaran. 

Ya la había observado anteriormente cada vez que visitaba a sus amigos, constantemente Seokjin le hacía peinados, aparecía llorando con juguetes rotos y se los entregaba a Namjoon para que se los "arreglara", aunque éste terminaba rompiéndolo más. Además no hablaba muy bien. 

Y hay que agregar que Yoongi no sabe nada de niños. 

El pelinegro suspiró. Sin duda sería la semana más larga de su vida. 

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Gracias por leer hasta aquí.