Capítulo 1.

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Me levanté de mala gana, apagando el despertador de un manotazo. Me froté los ojos con las palmas de las manos repetidas veces y me puse en pie. Bueno, hoy era el día. Me acerqué a mi armario y lo abrí, pensando en qué me pondría. Era el primer día de clase, tendría que estar presentable. Me decidí por una camiseta suelta de manga corta con un estampado marinero algo por encima del ombligo y unos vaqueros algo ajustados. Era septiembre, por lo que no cogí ni chaqueta ni nada por el estilo. Aceptable para un primer día.

Entré en el baño, me peiné, me cepillé los dientes e hice todo aquello que tenía que hacer antes de coger mis cosas y salir por la puerta en dirección al colegio. Sí, vuelta a la rutina.

Al salir de casa me coloqué los cascos y emepecé a escuchar canciones aleatoriamente hasta que llegué a la puerta del colegio. Estaba todo abarrotado de gente sonriente, que daban palmaditas unos en los hombros de los otros y comentaban cómo les había ido el verano. Busqué a alguien que conociese para poder hablar, pero estaba indecisa. No soy esa clase de personas que tienen un grupito de amigos definido perfectamente y sin posibilidad de cambios; soy más del estilo de tener bastantes amiguetes con los que te llevas. Mi única mejor amiga fija es Laura, y la muy puta no viene y me deja sola el primer día porque está de vacaciones en Cancún. Espero que nos toque en clase juntas.

Me dirigí a la recepción del instituto para pedir las cosas del nuevo curso: los libros, la clase, el horario, la taquilla y demás. La chica, Mercedes, me atendió amablemente y me dió todo lo que le pedí.

- Ten, estás en 4*C, es la clase del fondo. Disfruta de tu primer día - me dijo con una sonrisa.

- Gracias, Mercedes - le respondí, y caminé desganada hacia lo que sería mi clase durante nueve largos meses.

Es la clase en la que una vez estuvo mi primo. Entré y dejé mis cosas en el asiento central de la última fila, marcando territorio. No quiero que nadie me quite mi preciado asiento de atrás, siempre son los que antes se acaban.

Saludé a un par de chicos y chicas con la cabeza antes de acercarme a un grupo de gente y acoplarme a su conversación sobre las vacaciones. En realidad no estaba escuchando lo que dicen: estaba evaluando la clase. Estoy con un par de chicos con los que nunca he hablado, varios compañeros de otras años y la gran mayoría del grupo de las pijas. Ag. Espero que haya alguien nuevo con quien las pijas puedan meterse y así me dejen en paz.

De un momento a otro, llegó la tutora, explicándonos el reglamento del colegio y las cosas que debemos y no debemos hacer. La mayoría de los alumnos tenemos la mirada en la puerta, esperando que, como todos los años, el director entre presentando a los nuevos alumnos.

El director finalmente llega, apoyando su mano sus manos en los hombros de un chico y una chica. El chico era alto, corpulento, de espalda ancha y sonriente. Tenía un marcado acné que lo identificaba y debajo del brazo llevaba una pelota de baloncesto. Bueno, uno más para el equipo de "Me creo Pau Gasol y amo el baloncesto". Servirá para la liga de competiciones escolares.

- Chicos, os presento a Marcos. Viene de Logroño y participa en la liga interescolar de baloncesto. Solo espero que sea acogido adecuadamente, ¿sí? - dice el regordete director.

Mi mirada se mantuvo fija en la chica nueva: delgada, un trecho más bajita que yo, ojos azules, pelo ondulado tirando a rizado y labios finos pintados de rosa. Llevaba la mayor parte del pelo sujeto en una trenza que le caía por un hombro. Tenía la cabeza gacha por su timidez, perceptible a simple vista. Vestía una camiseta blanca con pequeños puntitos azules, muy bonita.

Parecía...un ángel.

- Siéntate ahí Paula - dice la profesora, señalando un sitio en primera fila, la cual está vacía.

La chica - Paula - se sienta y coloca sus cosas.

- Veamos - continúa la profesora - no me gusta la colocación de la clase. Os habéis sentado cada uno donde queréis. Os voy a cambiar.

- Que no me cambie, delante no, delante no - pensé en voz alta.

- ¿Con que delante no, eh, Vicky? Delante pues - dijo señalando el sitio más cercano a la profesora, y a Paula.

- ¿Qué? ¿¡Por qué!? - protesté. - Si me porto bien en clase.

- Hablas demasiado. Y este curso vamos a empezar derechitas. Venga, ya estás tardando.

Recogí mis cosas en una mano y, arrastrando los pies, me senté al lado de la chica nueva. La profesora terminó de colocar al resto de la clase a sus gustó y luego empezó la clase. No abrí la boca ni una sola vez, con la esperanza de que se diese cuenta de que no hablo en clase y me volviese a colocar detrás.

- Vicky - me llamó la profesora - Ven, necesito hablar contigo un momento.

<<¿Y ahora qué rayos he hecho?>>

- Vas a ser la encargada de guiar a Paula en el colegio. Es nueva, como sabes, y viene del extranjero. Maneja bien el idioma; pero tu responsabilidad será presentarla ante los demás compañeros y profesores y encargarte de que conozca el instituto lo suficientemente bien como para no perderse. Durante el recreo te quedarás con ella y se unirá a tu grupito de gente. Si cumples, te volveré a poner al final de la clase por lo que queda de curso. ¿Qué dices? ¿Aceptas?

Esto era raro. ¿Estaba haciendo un trato con mi profesora? La chica no tenía mal aspecto, para nada, es más, podría parecer mi amiga. Solo tendría que soportarla un tiempo y obtendría mi tan preciado sitio al final de la clase. ¿Por qué no?

- ¿Atrás durante todo el curso?

- Sí.

- Hecho. - dije, y me acerqué a Paula para presentarme.

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⏰ Última actualización: May 03, 2014 ⏰

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