Montaba en bicicleta, tenía ocho años. Algo normal, algo fácil, lo que cualquier niño puede hacer. No, yo me caí.
Rompí una de mis muelas y me hice pequeñas heridas. Nada de que preocuparse, no? Aparentemente no, pero, desencadenó uno de mis cambios psicológicos más fuertes y duraderos.
Aún recuerdo es sabor de la sangre de mi boca: seca, algo salada, con un sabor indescriptible, que, a cualquier otra persona provocaría arcadas. Fue algo momentaneo, pero que no olvidaría de por vida. Era como... el fruto prohibido de mi paraiso. Rojo e ilegal, o doloroso, de coseguir por una persona cualquiera.
No volví a sentir maravillosa sensación incluso seis años y casi doce meses después.

YOU ARE READING
Cuentos De Sangre Y Dolor
VampiroKurai, a una temprana edad, se empieza a sentir extraño. Todo desencadenado por algo natural, la caída de un diente ¿extraño, no? La espesa textura de la sangre, su sabor seco, ácido... algo que jamás antes experimentó y despertó algo nuevo en él. U...