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Quiero confesarte un secreto: Te quiero. No es un te quiero de ropa tirada por el suelo. Tampoco uno de esos que sirven para no odiarse a uno mismo, ni uno a modo de disculpa. No es un te quiero desesperado, no es un te quiero viejo, ni dolido, cansado. Es un te quiero desde dentro y hasta el fondo. Un te quiero sin equipaje, sin billete de vuelta, sin reembolso. Un te quiero de quedarme y que te quedes. Un te quiero de ¡Joder, cuanto te quiero! Y de quererte estoy jodido. Estoy perdiendo la cabeza. Tengo esa extraña sensación de que sentirse mal sienta bien. Que las cosquillas deben doler; los besos, quemar; y la vida, angustiar. Estamos hechos la un para la otra. Las otras son mejores que yo, y las otras jamás podrán parecerse un poco a ti. La verdad es que no qué haría sin ti. Tampoco que harías tu sin . Tal vez grandes cosas. Podrías descubrir un nuevo continente, la cura para el cáncer o al amor de tu vida. Tal vez te vuelvas la más famosa de los músicos o cruces el atlántico subido a un barco de vela, camino a cuba, donde todos son felices. Quisiera jurarte que encontrare contigo la cura para el cáncer, que moleré cada uno de mis débiles huesos buscando la tierra desconocida, que puedo montar ese barco de vela con dos planchas de madera y una sábana aun manchada por el pecado, que aprenderé a tocar el bajo, la batería, los bombos o la guitarra. Quisiera jurarte que cuba no te hará más feliz que yo, que seré el amor de tu vida. Pero ¿a quién pretendo engañar?
Quiero confesarte un secreto: Te quiero

Algo asiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora