act III: espejismos

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Con un pincel que no recuerda haber comprado, cargado de pintura amarilla, Yoongi llena el centro de las incompletas margaritas que comenzó a trazar el día anterior. Por alguna razón que no logra comprender, el contraste entre Taehyung y el dibujo sobre el papel le provoca escalofríos en su espalda. Hay un aura tétrica y triste que envuelve las flores pero Yoongi no sabe decir por qué.

"Las margaritas significan inocencia" comenta Taehyung, sin despegar la vista de su propio trabajo, aunque es dudoso que lo termine, porque ha roto el lápiz tantas veces que apenas queda una cuarta parte de lo que solía ser "A mi madre le gustaban"

Yoongi asiente, como si el comentario no representara nada, pero lo cierto es que aclara algunas dudas. Tanto las flores como los colores empleados significan pureza, vitalidad, y todo lo que desapareció hace mucho tiempo de su vida. La habitación se tiñe de colores grises y de matices opacos, cuya firmeza es disipada levemente por una pequeña luz que cuelga sobre sus cabezas, permitiéndoles ver así los trazos que realizan. No es necesario, de todas formas, porque quizá no importa tanto el acto de pintar en sí, aunque sí ayuda demasiado; últimamente es solo una excusa para volverse a ver. Porque Taehyung regresará siempre para terminar lo que comenzó, y Yoongi siempre lo dejará entrar.

Entonces las margaritas son la mayor ironía de su vida y el muchacho a su lado la mayor heroína. El amarillo parece mirarlo burlón desde su lugar, tan quieto y a la vez tan lleno de vida, tan puro, sin mancha alguna; mientras él sufre de su hiperactividad, porque se mueve pero nada dentro suyo realmente vive. Porque se supone que el amarillo debería ser un complemento y no una amenaza. Porque, además, el blanco no existe en su realidad; todo está sucio, todo está perturbado, todo está arruinado y desecho. Nada es blanco, todo es gris.

Cuando su obra está finalmente terminada, Taehyung se queda mirándola, deja el diminuto lápiz olvidado a un lado, y posiciona toda su atención en los trazos irregulares, en las medidas imprecisas y en todo lo que significan.

"Son lindas" dice él, después de un largo rato examinándolas "Pero no me gustan"

En las vidas tristes no existe la belleza. La tristeza se complementa con más tristeza. Un dolor es acallado con otro más fuerte. No hay lugar para colores como esos, ni para dibujos que representen lo que no pueden tener. Yoongi lo entiende, por eso está de acuerdo con Taehyung.

"Me perturban" admite, con cierta timidez acompañando su voz.

Yoongi se encoge de hombros "Lo desecharé, entonces" y se levanta de la silla para hacer lo que dijo pero una mano que toma la suya lo detiene.

"No lo hagas" Taehyung pide, y Yoongi cree ver lágrimas en sus ojos, pero el lugar es demasiado oscuro y apenas puede ver sus facciones que, a pesar de todo, denotan tristeza y dolor. "Por favor, no lo hagas"

"Entonces ¿qué?"

"Cuélgalas en la pared, junto al resto" el menor asiente mientras lo dice y señala la superficie que solía ser blanca, pero que ahora se encuentra llena de sus dibujos, de su desesperación y de su sufrimiento.

Yoongi, levemente confundido, se acerca a la pared y lo posiciona al lado de un autorretrato de Taehyung, que poco y nada se parece a él pero que, inevitablemente, causa una enorme ternura en las entrañas de Yoongi cada vez que lo ve. Es hasta doloroso dejar las margaritas allí, justo a un lado de quien solía ser su vitalidad. El amarillo resalta, así como también resalta la sonrisa de Taehyung en el retrato. Esos dos cuadros deben ser los únicos que pueden dar un mínimo atisbo de esperanza, porque todas sus creaciones suelen ser tristes y opacas. Pero, al mismos tiempo, ellos saben que esos dos cuadros deben ser los únicos falsos. No hay margaritas en su vida, no más, así como tampoco existe la sonrisa en el rostro de Taehyung.

marguerites ; taegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora