Capítulo 00:
Florecer
1 de marzo, 2008.El Shinkansen aún no se detenía, haciendo un vaivén desagradable que le causaba náuseas innecesarias en su estómago agonizante. No quería vomitar en ningún momento, sin embargo, sus arcadas comenzaban a ganarle mientras sus padres hacían crucigramas tranquilamente desde sus asientos a unos metros de ella. Había perdido de vista la cantidad de tierra que cruzaron, el tren jamás se inmovilizaba, era mucho tiempo para contar, y en la escuela primaria le enseñaron que era imposible llevarle la cuenta a algo como aquello. Así que se aburrió luego de la primera hora de intentar contar algo que no tenía cuenta alguna, al menos que tuvieses un cronómetro a la mano. Kairi no era tonta a pesar de su corta edad, sabía bien cosas que las demás niñas de su curso no estaban al tanto, y una de ellas era que los kilómetros eran incontables, o eso notó tras tanto tiempo de viaje.
Se aburría, sus padres le habían prohibido llevar su Gameboy advance para el viaje porque de seguro eso la distraería de lo que importaba en realidad: Pasar unos días con su abuela. La familia de su padre tenía años viviendo fuera de Tokio, y aunque Kairi no se llevaba bien con sus escandalosos primos, debía soportarlos por casi una semana entera tan sólo por ver a su querida abuela. La única persona que le incentivaba a dejar su preciado video juego a un lado era esa mujer, y hacer algo más que jugar todo el día Kirby, como si eso fuese suficiente consolación.
A veces llegaba a pensar que sus padres le deseaban el mal, no un mal tan grande como que desapareciese. Pero sí un mal lo suficientemente malo para tener tener que lidiar con sus primos gritones y busca problemas, lo cual no era su hobby preferido en la vida cuando prefería mantener el silencio. Hubiese querido quedarse en Tokio hasta que empezara el colegio una vez más, pronto entraría a quinto grado y le emocionaba estar creciendo poco a poco.
Moría por tener ya la mayoría de edad, para asistir a la universidad como veía en algunos programas de televisión, donde los chicos parecían más felices que en el instituto donde algunos eran maltratados. No la pasaba bien en la primaria, no era la favorita de muchos de sus compañeros, bueno, de casi ninguno. Decían que por usar frenillos y anteojos parecía un monstruo, y quizás eso era. También murmuraban que no era para nada femenino jugar Sonic, en vez de aprender a pintarse las uñas de diferentes colores y amar a los personajes de Sanrio. Era un bicho raro en su escuela, y la mayoría del tiempo eso la hacía ser blanco de burlas por parte de sus compañeros. Aquello la hartaba día tras días, pero finalmente lo callaba en su cabeza sin decirle nada a sus padres.
Suspiró profundo cuando el tren por fin se detuvo en la estación, dándole fin a la tortura del vaivén de la ferrovía que la traía loca desde horas atrás. Se sentía segura ya estando frente a la isla, porque hacía poco había visto alguna mala película en la tv, y no quería creer que el Shinkansen se estrellaría en cualquier momento. En varios casos el pensamiento cruzó su mente y no esperaba que el final de su vida fuese en algo tan trágico como accidente así. Discutió un par de horas antes de salir de su departamento en Tokio, sólo porque le temía en ir en tren, su madre casi la tuvo que llevar a rastras porque si no, perderían su abordaje, pero luego de un par de empujones y amenazas con decomisarle su Gameboy, accedió sin ningún otro remedio.
Osaka.
Su bahía era tan bonita como la de Tokio, pero jamás se compararían. Kairi amaba más la gran ciudad con tráfico, que el puerto de zona obrera, eran por lejos dos ciudades muy distintas. El viaje en auto parecía serle eterno, éste andaba y andada, y en la cabeza de la niña sólo parecía que moriría de hambre en cualquier instante si el infernal auto no se detenía. Su abuela vivía en una zona bastante tranquila, un vecindario pequeño cercano a la costa que rara vez era molestado por cláxones y exceso de personas. Algo muy distinto a lo que Kairi estaba acostumbrada al vivir en la zona céntrica en un departamento modernísimo para la fecha. La mayoría de los vecinos de su abuela se trataban de ancianos, eso no era una molestia para ella, porque no era de su agrado tener que hacer amigos nuevos.
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𝑩𝒍𝒐𝒔𝒔𝒐𝒎 ||𝑵𝒂𝒌𝒂𝒎𝒐𝒕𝒐 𝒀𝒖𝒕𝒂||
Fanfiction«¿Has visto la sonrisa de Yuta? Es tan suave como el color de las flores de cerezo» A Kairi le emocionaba ir cada año a ver cómo las Sakuras caían de los grandes árboles y volvían a florecer, envolviéndola en un sentimiento mágico que le producía es...