Mephisto

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En un bosque a las afueras de Demacia, había un chiquillo tratando de mejorar sus habilidades con la espada, sin embargo era muy torpe y descuidado.

El chico cansado luego del entrenamiento, vio pasar a un hombre encapuchado con un aire misterioso en sí. El chiquillo no pasó por alto el hecho de que este portaba solo un bastón. Intrigado se dirigió hacia él, para saber más.

-"Disculpe, señor"-Dijo el chico.

-"¿Qué ocurre?".-Preguntó el hombre misterioso con una voz grave pero a su vez agradable.

-"Me preguntaba, ¿Por qué tiene un bastón?"-Preguntó el chico con ansias de saber más acerca del ser misterioso.

El hombre rió a carcajadas.

-"¿Esto?, es mi arma favorita"-Respondió con un aire de honra en sí.

-¿Arma?, ¿usted sabe pelear?, ¿y con un bastón?-Preguntó el muchacho.

-"Veo que tienes una espada... ¿Quieres probar lo que un farol puede hacer?"-Dijo el hombre adoptando una postura combativa.

El chico no lo pensó dos veces, y empuño su espada hacia el hombre misterioso, aquella figura solo se defendió de los débiles y torpes ataques del muchacho hasta que este cayó agotado al suelo.

-"Bueno, me impresionas"-Dijo el hombre con voz de asombro.

-"Usted es muy bueno"-Menciono el chico también con un aire sorpresivo.

-"¿Cómo te llamas muchacho?"- Preguntó el hombre.

-"Me llamo Mephisto, señor"-Respondió.

-"Muy bien Mephisto, mi nombre es Jax. ¿Te gustaría que te ayudará con tu manejo de la espada?"-Preguntó aquel hombre.

-"Me encantaría"-Respondió Mephisto con mucha alegría en su rostro.

Así, Jax pulió las habilidades con la espada de Mephisto durante varios años, sin embargo había algo que mantenía a Jax con un aire de angustia, como si faltase algo.

-"Muy bien Mephisto, dejémoslo por aquí"-Dijo Jax- "Creo que ahora es tu turno, de seguir adelante, espero volverte a ver en un futuro"-

Mephisto solo observo con su mirada entristecida como su mentor se marchaba, sin embargo no volteo hasta que su silueta se perdió ante la gran presencia de los árboles.

Él siguió su camino como su maestro le aconsejó. No pasó mucho tiempo, hasta que este se volvió ágil con sus movimientos y seguro en su habilidad, se colocó una máscara como la que su maestro portaba para adentrarse en la ciudad Demaciana sin ser reconocido.

Pasado unos días, se encontró con una mujer que portaba un florete, ella estaba acabando con ladrones o como ella los llamaba "sabandijas".

No tardó en notar que estaba siendo espiada por Mephisto.

-"Quién es aquel que se esconde entre las sombras"-Dijo ella-"Muéstrate cobarde"-Exclamó empuñando su espada hacia la silueta de Mephisto.

Él entonces salió de donde estaba observando con mucha timidez. La mujer entonces bajó su espada al ver que él no era ninguna amenaza para ella.

-"Chiquillo, ¿Qué haces aquí?"-Se preguntó.

Mephisto intento explicarle su propósito en ese lugar, pero la dama solo rió a carcajadas burlándose de Mephisto. Él no podía tolerar ese comportamiento, porque significaba una humillación para él como para aquel que le enseñó.

Tomó su espada y arremetió contra la señorita, intercambiaron un par de golpes, pero Mephisto aún no estaba a su nivel.

-"No lo haces mal mocoso, pero te falta algo"-Dijo con una mirada totalmente cambiada a la inicial.-

-"¿Cómo te llamas?"-Preguntó Mephisto

-"Mi nombre es Fiora, recuérdalo"-Dijo con una mirada aún un tanto indiferente.-"Por cierto"-Dijo ella, mientras arremetió con gran rapidez hacia Mephisto, quebrando su máscara por la mitad-"Las máscaras son de cobardes, vuelve aquí cuando seas digno de perder la otra mitad"

Mephisto, luego de su conversación, dejó la ciudad demaciana sin quitarse la máscara, ahora, porque tenía un significado diferente.

Él entonces se dirigió a tierras Jonias, allí había escuchado que se encontraba un maestro que quizás, solo quizás podría ayudarle a encontrar eso que le faltaba.

Una vez en Ionia, se tardó un par de semanas en encontrar aquella persona que buscaba, meditando en un bosque alejado de la civilización.

El maestro no rechisto ni por un momento en entrenar al joven Mephisto.

Dos años después de su residencia con él, se desató una guerra en ese mismo lugar, pero su maestro se encontraba enfermo en ese momento.

Mephisto en agradecimiento por el entrenamiento de aquel mentor, no dudo en combatir para defender el lugar donde había entrenado. Pero, su maestro se encontraba muy enfermo y no podía ir a dicho combate.

"Ten llévate mi espada, y lucha con el Wuju en mi nombre."-Dijo con una repulsiva tos.

Mephisto no dudó en tomar la espada de su maestro y llevarla al combate.

Para el momento que él llegaste al combate, este ya había iniciado. Era muy difícil distinguir a los aliados de enemigos. Mephisto creyó que no tendría que quitarse la espada de su mentor de su espalda para pelear, sin embargo, casi en el final de combate, una aliada del bando en el que se encontraba Mephisto, no lo reconoció, y lo atacó con gran voracidad.

Él intentó defenderse pero ella era muy habilidosa, mientras estaba el suelo, Mephisto se preguntó a sí mismo, sí ese iba a ser su final, no tenía forma de bloquear su siguiente ataque y en una posición muy desventajosa, Mephisto empuño abruptamente la espada de su mentor para bloquear el ataque de esa guerrera, luego ya en una mejor posición estocó cuatro veces a esta e intento explicarle su situación, ella, asombrada por la habilidad del pupilo de aquel hombre, se marchó a terminar el combate, que, por fortuna, acabó en victoria para el bando de Mephisto.

Cuando Mephisto volvió a donde se encontraba su mentor, este ya se encontraba en mejor forma, así que Mephisto le devolvió su espada y le pidió a este si podían forjar una segunda espada para emprender su viaje de nuevo, hacia Demacia, el maestro ni siquiera lo dudo y una segunda espada fue forjada por un famoso herrero joniano en agradecimiento a su ayuda.

Una vez llegado a Demacia, se dirigió a la casa de los Laurent para enfrentarse a aquella esgrimista habilidosa que se había encontrado en el pasado.

Fiora, al encontrarlo, aceptó su desafío. Antes de iniciar Mephisto se arrancó la parte inferior de la máscara que llevaba puesta, para hacerle notar a esta que él había cambiado.

El enfrentamiento inició, Mephisto, estaba a punto de lanzarse a por Fiora, pero noto que ella estaba preparada para bloquear el ataque, así que cuando se lanzó ella logró bloquear el impacto pero él atravesó perfectamente sus defensas, luego tomó cercanía hacia su oponente y utilizando ambas espadas figuró un golpe ascendente que Fiora logró esquivar echándose hacia atrás, pero Mephisto poseía espadas lo suficientemente largas como para aun alcanzarla apenas con la punta del filo de sus armas, emprendió un giro con estas, causando leve daño en Fiora, luego dio un gran salto y al golpear el suelo causó que Fiora quedaste inconsciente en el piso. Colocó la punta de una de sus espadas casi tocando la garganta de Fiora clamando ahora su victoria.

-"Cómo te llamas niño"-Preguntó ella.

-"Con Mephisto, está bien"- Respondió él.

Mephisto se marchó sonriendo de la casa de aquella esgrimista, pero su felicidad no acabaría allí, si no luego de lo que se encontró al salir de Demacia, yendo a aquel bosque donde había iniciado su entrenamiento, allí, recostado en un árbol, había un hombre encapuchado con ropajes violetas, y un farol entre sus brazos. Una vez que hicieron contacto el hombre se paró teniendo una mueca de felicidad en su rostro debajo de su máscara.

-"Maestro"-Dijo Mephisto con mucha felicidad.

-"Tú, puedes llamarme Jax"-Dijo él tomando una postura de combate-"¿Estás listo?"-Preguntó.

-Más que listo-Dijo Mephisto mientras empuñaba ambas espadas y sonreía como si no pudiese haber algo mejor que ello.

Mephisto El SucesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora