...

1.2K 194 72
                                    

"Para Bakugo Katsuki:

Es difícil decidir como comenzar esta carta.

Hay tantas palabras revoloteando en mi mente que intentan describir lo que siento, que las frases se sobreponen unas a otras impidiendo entenderlas.

Solo una de todas las frases siempre es clara.

Podría escribir sobre mis miedos o dudas. Tal vez sobre mis sueños o esperanzas. O mejor simplemente lo digo sin dar tantas vueltas.

Creo que eso es lo mejor.

Bakugo, estoy enamorado de ti.

No se como empezó, pero…"

El rubio ceniza, apretó la hoja de papel en sus manos junto a un sobre blanco. Las volvió una bola arrugada y la tiró al papelero más cercano -Estupideces-

-¿Por qué hiciste eso, Bakugo?- el pelirojo de dientes afilados, fue hasta el basurero para sacar los papel arrugados -Es una carta de amor ¿Verdad? Es muy cruel tirar los sentimientos de alguien a la basura- la desenvolvió -¿Siquiera la leíste entera?-

-Estupideces- volvió a repetir mirándolo directo a los ojos -¿Amor? ¿Sentimientos? Sea quien sea ¡Mejor que estudie y entrene y no sea imbécil!- habló fuerte mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón negro -Y no. Solo leí hasta que decía que se enamoró de mi o algo así- le dio la espalda -Qué demonios me importa de quien se enamore- se fue por el pasillo sin esperarlo.

Los estudiantes a su alrededor que estaban en su propio mundo, se fueron en distintas direcciones dejándolo solo. Sonrió despectivo y dirigió los iris rojos a la hoja con líneas horizontales.

"No se como empezó, pero mi corazón late frenético cada vez que nos acercamos. Mis ojos, aunque intente detenerlos, te persiguen incluso en medio de las clases.

Tu rostro es lo último que imagino antes de dormir.

Te lo vuelvo a decir. Te amo y ya no puedo aguantarlo.

Estoy preparado para ser rechazado, pero si hay una minima posibilidad de que me aceptes, lucharé para enamorarte completamente.

Espero tu respuesta a la hora de almuerzo.

                                 Kirishima Eijiro"

-Estupideces ¿Verdad?- rompió la hoja convirtiéndola en pequeños pedazos sin forma y las echó de vuelta al papelero.

Suspiró al tiempo que su amigo rubio de ojos dorados le golpeaba suavemente el hombro y le daba los buenos días.

Le sonrió y ambos caminaron rumbo al salón 1-A.

No importaba si la terminó de leer o no. Era claro que su primer amor, lo rechazó cruelmente.

CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora