3002

9 1 0
                                    

Narra Capitán

Veo familias correr, intentando llegar a la Nave. Es un caos total, hay niños que se han perdido y lloran tan desesperadamente al no ver a su familia, mujeres mayores que apenas pueden caminar caen en el suelo por los empujones. La Guardia se encarga de ayudar a los susodichos, para poder irnos lo antes posible para evitar presenciar una de las mayores tragedias de la humanidad: la extin-ción.

Ayudo a las señoras a entrar lo antes posible, reviso nuevamente mi reloj y me quedo sin aliento.

-¡Por favor!- grito para que las personas que estaban adentro me miren-¡Ayuden a las demás personas a entrar! Y por favor abran espacio.

Luego de eso ayudo a algunas madres ayudando a llevar a sus niños adentro. 

6:56 minutos quedan para que la tierra deje de existir como siempre la hemos conocido. Veo que ya quedan menos personas afuera que luchan por entrar con su familia, sus pertenencias y algunas personas con mascotas y otros animales.

-¡Cinco minutos señores!- grito con todas mis fuerzas y veo el horror y el miedo en la mirada de mis compañe-ros- Tenemos que apresurarnos, ¡Corran!- al terminar veo que salen corriendo a ayudar a las pocas personas que quedan. Hasta que la veo.

Una chica yacía a lo lejos recostada, ¡Qué va! Parecía estar desmayada. O peor, muerta.

Sin pensarlo corro a donde se encuentra ella y me quedo sorprendido, no es cualquier chica. Es mi mujer. El pánico me inunda de pies a cabeza cuando veo que gime con dolor y sostiene su vientre con fuerza. Yo la tomo en brazos sin perder tiempo y al hacerlo casi me desmayo. ¡Está embarazada! Y no sólo lo esta, presiento que está dando a luz. Llegó a la Nave y la recuesto en el suelo junto a otra pareja, les doy una mirada de ayuda y salgo corriendo. Veo nuevamente el reloj que está puesto en mi muñeca y veo que sólo quedan tres minutos. Miro y veo a lo lejos bajando la montaña que viene más gente, pero más atrás se vez una enorme nube verde con electricidad y se que no puedo hacer nada por ellos, porque si los espero es muy probable que la nube nos alcance y dejaremos de existir. Así que con una punzada de dolor decido que ya es hora.

Saco el pequeño aparato que tengo guardado en el bolsillo trasero de mi pantalón y viendo una última vez a donde está mi esposa corro hacia el ascensor. Presionó el botón y todo parece callar a mi alrededor. Vel como la Guardia corre con las últimas personas dentro de la Nave mientras ésta comienza a cerrarse. En el centro se mira el holograma dar la cuenta regresiva para despegar.

Veo que el piloto esta en su puesto, listo para despegar, mientras los especialistas de la misión controlan viendo que todo este en orden. Me siento junto al ingeniero de la Nave y cuando lo hago el piloto habla.

-Estamos listos, comandante- la tripulación me da una última mirada antes de que hable.

-Entonces hazla despegar-digo mientras cierro los ojos y rezo mentalmente para lograr salir a tiempo de este horrible planeta.

Ocho horas atrás.

-¡Capitán! Tiene una llamada de su esposa- Paul, el educador de la Nave me pasa el celular mientras me da una sonrisa que no logró descifrar.

-Gracias, amigo- le devuelvo la sonrisa confundido- ¿Si?- digo hablando tras el teléfono y sonrió con nostalgia.

Hace siete meses que no veo a mi esposa, ya que he estado trabajando muy duro con la Nave para darle un mejor futuro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 01, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

 NUEVO MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora