Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre, cuando el Aburrimiento abostezaba por tercera vez, la Locura les propuso que jugaran a las escondidas. La Intriga levantó la ceja, la Alegría comenzó a saltar de emoción que terminó convenciendo a la Duda y a la Apatía que nunca se interesaban en nada.
Uno, dos, tres; comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza que se escondió en la primera piedra que encontró en el camino, y la Envidia se escondió detrás de la sombra del Triunfo que había conseguido subirse a la copa del árbol más alto, la Generosidad no sabía donde esconderse porque cada lugar que encontraba le parecía perfecto para alguno de sus amigos, pero terminó escondiéndose en un rayo del sol.
El Egoísmo se escondió en un lugar cómodo, ventilado que quería solo para él, la Mentira detrás de un arco iris, la Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes.
Cuando la Locura terminaba de contar, el Amor todavía no encontraba donde esconderse, pues todos los lugares estaban ocupados. Luego encontró un rosal y cariñosamente decidió esconderse entre sus flores.
La Locura empezó a buscar, la primera en aparecer fue la Prisa, apenas estaba a tres pasos de una roca, luego encontró a la Pasión y el Deseo entre los volcanes, después a la Envidia, el Triunfo y el Egoísmo salió corriendo de su escondite que en realidad era un nido de avispas.
La Locura de tanto caminar sintió sed, se acercó a un lago y ahí encontró a la Belleza, la Duda fue más fácil de encontrar, estaba sentada en un cerro sin saber donde esconderse y así fue encontrando a todos, al Talento entre la hierba fresca y a la Angustia en una cueva oscura.
La Locura encontró el rosal y comenzó a mover sus ramas, entonces escuchó un grito doloroso, había herido al Amor en los ojos. La Locura no sabía qué hacer para disculparse, rezó, lloró, imploró y pidió perdón, prometió ser su guia para siempre, es por eso que desde entonces el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.
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