- Hola Ana, mi nombre es David, mucho gusto. - Me Dijo el hombre despeinadome con su mano. - Ellas son mi mujer Elena y mi hija Bianca.
Me limité a no hablar demasiado, solo sonreí tímidamente.
- Ana está muy emocionada de quedarse con ustedes un tiempo. - dijo Ally para cortar un poco la tensión.
- Bueno entonces ¿que esperamos? Enseñemosle la casa! - Comenta Elena mientras se dirige hacia la puerta.
Me despedí dándole un abrazo muy fuerte a Ally, le agradecí por todo y le pedí que por favor no se olvide de mí.
- ¿Estás loca? Jamás me olvidaría de ti. Pronto volveré para ver como te encuentras, lo prometo.
Nos tomamos de los meñiques e hicimos la promesa.
Una vez que terminamos de despedirnos, ella se fue en su coche y yo nuevamente me comencé a sentir sola, insegura y con mucho miedo. Pero esta familia no parecía ser tan mala, me ofrecieron leche y galletas para comer y luego me enseñaron mi nuevo cuarto. Nunca en mi vida había visto una habitación tan grande, toda mi antigua casa cabía ahí dentro. Era increíble, la iluminación, la vista, los juguetes, la cama, todo era perfecto. Me dispuse a sacar mis pequeñas prendas de mi mochila, para así colocarlas en el gran armario. Bianca quiso ayudarme, me comentó que siempre quiso una hermana y que estaba muy feliz por presentarme a sus amigos al otro día en el colegio. Yo pensé ¿colegio? ¿Que es eso? Pues claro nunca había ido a un "colegio", y no sabía muy bien lo que era. Me explicó que es un lugar donde los padres mandan a sus hijos a aprender cosas aburridas, pero que era genial porque hacías muchos amigos. Me emocione un poco, no podía esperar más para ver lo que era el colegio; me asustaba un poco la idea de estar con otros niños de mi edad, sobre todo porque ya estaban a mitad de año y las amistades ya estaban formadas, pero la curiosidad podía más que cualquier cosa.
Esa noche, cenamos todos juntos en el comedor, la comida se encontraba en una gran mesa que llevaba un delicado mantel color marfil, velas encendidas, música tranquila y varios cubiertos. Parecía un bufé, no sabía por dónde comenzar, me sentía como una princesa rodeada de atención. David logró ver mi cara confundida, y me comentó que podía agarrar lo que yo deseara, que no me preocupe por nada y que todo estaría bien. Al escucharlo decir eso me relajé, tomé un trozo de carne junto con varias cosas que parecían ser muy ricas y que jamas había probado, y comencé a comer. Luego de eso, nos dijimos las buenas noches y subimos a nuestras habitaciones.- Despierta Ana! llegaremos tarde! -comienzan a sacudirme de un lado al otro.
- Que... que, ¿Que está pasando? - Pregunté confundida.
- Vístete que no llegaremos a tiempo al colegio! - me grita Bianca lanzándome lo que parecía ser un uniforme.
Me cambié como pude; apenas sabía como ponerme esa incómoda corbata azul. Bajé las escaleras y salimos disparatadas hacia la escuela. Era increíblemente enorme y estaba repleta de niños; nunca, pero nunca, había visto tantos de mi edad. Eso me intimidó un poco, no sabia para dónde ir ni qué hacer, así que solamente seguí a Bianca.
- Chicas! ella es Ana, la niña de la que tanto les hable, llego recién ayer a casa. - comentó acercándome haca sus amigas.
- Hola Ana! ¿ Que edad tienes? - preguntó una de sus amigas.
- Tengo 7, cumpliré 8 en unos pocos días.
- Genial, yo igual! Tal vez podremos hacer una fiesta juntas!
- Suena increible, nunca he festejado mi cumpleaños. - Dije mientras una sonrisa se dibujaba en mi rostro.
- ¿ Nunca? - comentó Bianca asombrada.
- No jamás. ¿Es eso malo?- pregunté un poco preocupada.
-No para nada! siempre hay una primera vez, será genial te encantará. - respondió su amiga.
Las campanas de la primera clase sonaron y cada niño comenzó a irse a su salón. Yo como siempre, confundida, me perdí. Tardé varios minutos en encontrar mi clase, y parecía que cada vez que me adentraba más en en los pasillos, más me perdía. Seguí caminando, con la esperanza de encontrar algo cuando, sin querer y de repente, tropecé con un joven niño que corría y ambos caímos al suelo. Me quede mirándolo por unos segundos.
- Wow, al fin me encontraste. - me dijo sonriéndome simpáticamente.
- ¿ Eh? - es lo único que supe responder.
- Hola Ana banana.
- ¿Tobías? ¿ Eres tú? No puedo creerlo! ¿ vienes a esta escuela?
- Claro, siempre vine aquí. ¿Eres nueva verdad?
- Si, comencé hoy y ya estoy llegando tarde.
- *soltó una risa* Tranquila es normal perderse los primeros días de clase, yo te acompaño.
- Gracias!- Dije aliviada.
Cuando ingrese al salón, todos los alumnos comenzaron a mirarme, de arriba a abajo. El profesor entendió mi retraso y me presentó con la clase. A lo lejos escuchaba a las niñas decir en voz baja que tenia unos ojos muy hermosos, y los niños decían que era muy bella. Decidí ignorarlos, pues claramente yo no me sentía de tal forma.
Al terminar la clase, todos salimos a tomar un descanso de diez minutos. Me quedé paralizada, no sabía hacia dónde ni con quién ir, todos ya tenían sus amigos, así que me senté cuidadosamente en un pequeño banco que estaba ubicado justo en uno de los rincones el patio.
- ¿Esta ocupado el asiento?- preguntó Tobías acercándose hacia mi.
Le sonreí agradecida y comenzamos a charlar.
Pasaron los días y Tobias y yo comenzábamos a ser cada vez más amigos, casi inseparables. Varios niños y niñas se acercaban para hablarme; me convertí básicamente en una chica popular. No sabia cómo una chica como yo podía ser tan sociable. Pero en fin, yo estaba feliz y por fin tenía hermosas amistades.
Se acercaba mi fiesta de cumpleaños, y como nunca había hecho una, le pedí a Bianca que me ayudara con los preparativos. Compramos vasos de colores, una gran y deliciosa torta, frituras, ideamos juegos y creamos carteles muy divertidos. Todo estaba listo.
Aquella mañana, la de mi cumpleaños, David se ofreció a llevarnos de compras para que pueda lucir mi nueva ropa en mi fiesta. Jamás había ido de compras, todo ésto era nuevo para mi. Mis prendas me las hacia mama, así que no dudé en decir que sí y con una enorme sonrisa nos dirigimos hacia el centro comercial. Allí dentro, me costó mucho decidirme por algo que enserio me gustara, todo era muy elegante, o simplemente no era de mi gusto. Bianca me daba consejos de moda, ella sabia bastante al respecto y era muy popular entre sus amistades. Comenzamos con un vestido azulado, que tenía un pequeño encaje color blanco en las mangas.
- No me gusta, me siento una marinera. - Dije sintiéndome incómoda.
Luego me ofrecieron uno que tenia una muy linda caída, pero lamentablemente era color rosa, y no me gusta el rosa. Así que lo descartamos. Continuamos durante varios minutos pero nadie se ponía de acuerdo. A David le gustaba el azulado, a Bianca el rosado, Elena no opinaba y yo no podía decidirme por ninguno. Pero no quise ser una carga ya que, después de todo, ellos se ofrecieron llevarme a comprar ropa y yo daba mas vueltas que un carrusel.
- Creo que me quedaré con el rosado. Al final no parece tan malo.
Bianca se alegró al oírme decir eso y saltó de la alegría diciendo:
- Esta fiesta será genial!
Al terminar las compras, nos dirigimos a la casa para comenzar a alistarnos. Ya casi estábamos listas, me había puesto un hermoso listón blanco que hacían juego con mis zapatos.
Antes de comenzar la fiesta, Ally había llegado para saludarme, me compró un regalo y me lo obsequió luego de darme un gran abrazo.
- ¿ Qué es? - Dije abriéndolo emocionada.
- Como ya te estas volviendo una niña grande, decidí regalarte estas pequeñas cosas que seguro te servirán.
No podía creerlo, me había regalado mi primer kit de maquillaje, había muchas sombras de colores, esmaltes y varios pintalabios. Salté de la emoción, era el regalo mas hermoso que jamas me habían dado. Luego le pregunté si tenia noticias de mi hermana o de mi madre, y me dijo que no era momento y que debía preocuparme por la fiesta y mis invitados, luego ella pasaría para contarme absolutamente todo. Sospeché que algo no andaba bien, pero los invitados estaban llegando y debía poner mi mejor cara y atenderlos de la mejor manera. Mi fiesta había comenzado.
YOU ARE READING
La historia de mi vida
Teen FictionLos obstáculos que le puso el destino la hicieron madurar y ver el mundo de otra forma. Le hicieron entender que todo en la vida sucede por algo y, las personas que aparecen y desaparecen de ella, lo hacen con un propósito. Esta pequeña niña de 6 a...