The begining of the end

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Mick miró la daga sobre el escritorio.
No sabía qué hacer. No podía creer que la directora Hess le pidiera hacer esto. No podía creer que para seguir con los hombres de letras tendría que matar a Castiel.
A su Castiel.
Avanzó lentamente hacia la daga alertando a Castiel, quien permanecía inmóvil mirándolo con desesperación.
-Mick no tienes por qué hacer esto. ¡Podemos huir! Estoy seguro que mi padre nos ayudaría a escapar, el nos cuidaría.
Lágrimas corren por el rostro de Castiel. Mick cerró sus manos en puños y los apretó. Se moría por correr a Castiel y abrazarlo, secarle esas horribles lagrimas que escapaban de sus hermosos ojos azules.
Pero así como se moría por abrazarlo, también se moría por continuar  sus estudios con los hombres de letras, incluso ya había pensado sobre qué sería su tesis. Encontraba a los hombres lobos fasinantes asi como Cas encontraba fasinantes a las abejas, asi que habia decidido escribir su tesis sobre ellos, sobre los hombres lobos, El sabía que pertenecer a los hombres de letras era un gran honor, sobre todo para él ya que los hombres de letras lo criaron y lo sacaron de la calle.
-¡No lo entiendes Castiel! ¡Los hombres de letras son todo lo que tengo! ¡Son mi familia!
Castiel lo miro herido, con más lágrimas escapando de sus ojos.
-Creí que yo era tu familia.
Mick cerró los ojos con fuerza respirando agitadamente. Su expresión era puro remordimiento e incertidumbre. El no sabía qué hacer, no sabía a quién elegir.
-Hey- Cas se acercó a el despacio, como si estuviera acercándose a un animal asustado- Todo estará bien Mick, podemos hacer esto juntos. Podemos huir juntos.
Mick deseaba con toda su alma creer aquello. Deseaba imaginar un futuro, un mundo en el que el y Cas pudieran estar juntos. Un futuro en el que no tuvieran que amarse temiendo ser descubiertos.
Castiel puso ambas manos en las mejillas de Mick y acercó su rostro al suyo.
-Cas...- el aliento de Mick acariciaba los dulces labios de Castiel.
-Podemos salir de Londres Mick- Castiel miró a Mick a los ojos. Azul contra negro. La mirada llena de esperanza de Castiel no hizo más que doler en el corazón de Mick- Podríamos ir a América. A Estados Unidos. ¿Recuerdas que en clase de historia dijeron que había búnkers de los hombres de letras ahí? ¡Podríamos encontrar uno o incluso podriamos convertirnos en cazadores! O podrías simplemente ser chicos normales. Sin monstruos.
Castiel froto dulcemente su nariz contra la de Mick
-Seremos libres.
Libres, pensó Mick.
Libres para salir con Castiel tomados de la mano.
Libres para besarse sin tener miedo a ser descubiertos.
Libres para escoger el camino correcto.
Mick negó rápidamente con la cabeza y se escapó de los brazos de Castiel. Camino rápidamente hasta el escritorio y tomó la daga.
-¡Mick!- Castiel corrió tras él y lo sostuvo por ambos brazos- Se que tienes miedo ¿Okey? Yo también lo tengo. Pero no te dejare ser un cobarde ¿me oíste? No te dejare. Nunca.
La mente de Mick era un desastre.
Oía la voz de Arthur Ketch llamándolo huérfano, diciendo que no era lo sufientmente bueno para Kendricks. 
La voz de la directora Hess, diciendo cuán orgullosa se sentía de él.
Imágenes de él y Cas corriendo por Kendricks riendo o escapando de alguna travesura que hubieran echo o simplemente escondidos en un rincón de la biblioteca leyendo juntos, tomados de la mano.
Mick se desplomó en los brazos abiertos de Castiel y lo rodeó con sus propios brazos, sollozando.
-Te amo- dijo Mick mirando directamente a los ojos de Castiel. Lágrimas se derramaban de sus propios ojos.
-Yo también te amo- Cas seco con sus pulgares las lágrimas que caían por su rostro y puso su mano en la mejilla de Mick inclinando levemente su rostro.
Mick beso a Castiel
Y Castiel beso a Mick.
Y ambos se perdieron en el beso, Mick entrelazó sus brazos alrededor del cuello de Castiel y pasó una de sus manos por el terso cabello negro de Castiel. Al principio el beso era dulce, como el suave rose de una pluma. Pero los segundos pasaron y el beso cobró fuerza, intensidad. Ambos se besaban como si ningún número de besos fuera suficientes. Se besaban como si el mundo entero estuviera ardiendo y el único modo de sobrevivir fuera atravez de ese beso.
Mick lloro cuando Castiel se separó de él y lo miro con aquellos ojos azules que lo volvían loco. Lloro al ver la mirada de incredulidad en ellos.
Lloro cuando Castiel se desplomó entre sus brazos, cuando se vio obligado a sostenerlo para evitar que se cayera.
Lloro cuando los ojos de Castiel perdieron el brillo azul que los caracterizaba.
Lloro cuando la luz que iluminaba su camino se extinguía entre sus brazos.

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2018 ⏰

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