De pequeños y grandes errores

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Y es que hubiera dado todo por volver en el tiempo, por haber tenido un mejor gusto en chicos, por haber tenido una mejor familia, por haberme querido, al menos un poco. Pero el mundo no es una máquina de conceder deseos, eso lo sé de primera mano.

Tome un gran respiro, deje que mis pulmones se llenaran de sucio aire de la calle, donde ahora pertenecía. Teniendo la tos atorada en la garganta, me dirigí al metro. Hoy viajaría una hora y media para hacer dos jornadas enteras de trabajo como lavaplatos. Nada comparado con mi trabajo de conserje donde apenas tenía tiempo a comer. Tan solo de pensar en eso me duele la cabeza. Con 17 años y ya arruiné mi vida; desde que nací en esa familia era obvio que estaba destinada a terminar así.

La familia que me trajo al mundo fue una de esas a las que el adjetivo "Disfuncional" se le quedaba corto, como no podría ser de otra forma en México. Una madre refugiada profundamente en la religión, para distraerse del alcohólico de su esposo quien no le basta con llegar de madrugada a su casa totalmente embriagado, sino que además se da el lujo de desquitarse con sus hijos y de exigir un trato autoritario. Con padres así no fue sorpresa el rumbo que tomaron sus hijos. Mis hermanos, por su parte, se adaptaron al ambiente, criados con mano dura se forjaron la vida en la calle con negocios ilícitos. De ese tipo de linaje es del que vengo.

Ante todos estos hechos, yo fui la única que se quedó atrás.

Después de ser moldeada a gritos y golpes, la escuela resulto un ambiente tranquilo. La delincuencia que ahí había parecía casi nada frente a lo que ya había vivido. Incluso podía aplicar perfectamente la ley del mínimo esfuerzo para aprobar, no fue ningún sacrificio pasar mi educación básica. El dilema vino en la preparatoria.

Las insistentes exigencias de mi madre por ya conseguirme alguien que me mantuviera, la presión social al ver parejas por todos lados, los malditos comentarios de la gente preguntado "¿Y el novio?" como si me estuvieran regañando por estar cometiendo un error. El mundo entero parecía estar mandándome mensajes acerca de lo mal que estaba desperdiciando mi vida al no tener una pareja.

Supongo que fue todo eso combinado más mi baja autoestima que me vendí al primer cumplido que me dieron.

Aún recuerdo esa sensación de millones de mariposas revoloteando en mi estómago mientras estaba sentada en la clase de formación cívica y ética.

-Pfft Que estupidez, los libros de esta materia deberían ser más realistas, como si las palabras "respeto" o "libertad" pudieran caber en el mundo en el que vivo.

- Lo sé ¿Verdad? - me dijo aquel chico que siempre le toca sentarse al lado mío en esta asignatura, con el cual nunca había cruzado palabra y que sospechosamente ahora le tomo especial atención a mi comentario. -La vida por aquí no es tan bonita como la pintan en estos libros, con respeto no te vas haciendo el camino hacia tu futuro, aquí vas formando tu futuro con navaja en la mano y amenazando a cualquiera que intente meterse en tu camino.

- Exactamente, deberían de dejar de meternos mentiras en la cabeza – le respondí complacida de que por fin alguien compartiera mi idea. Volví la vista a la clase pensando que la conversación había terminado, Oh, pero por supuesto que no había acabado.

-Incluso las chicas tan guapas como tu tienen que vivir en esta miseria, es una pena.

Pueden imaginarse como explote en ese momento, como mi rostro enrojeció, como cada nervio de mi cuerpo comenzó a temblar y mi corazón casi se vuelca de su lugar de tan rápido que comenzó a latir.

Era de esperarse, yo siendo una chica a la que el mayor cumplido que le habían dedicado había sido "Al menos no estas tan gorda" y de repente la llamaban guapa, pueden imaginarse todo lo que esas 16 palabras causaron en mí, era toda una tonta adolescente enamorada.

En unas semanas más yo ya estaba a los pies de ese idiota.

El mundo cambio totalmente, todo se me pinto de rosa, las cosas parecieron perder importancia y mis problemas lucían diminutos con él a mi lado. Resultaba todo un sueño para mí. Pero claro, no todo podía ser perfecto. Incluso en el paraíso hay problemas.

Quiero decir, constantemente me gritaba lo imbécil que era, pero solo intentaba corregirme; bueno, me prohibía tener amigos o andar sola donde fuera, pero solo me quería proteger; puede, que me maltratara algunas veces, pero... Él me quería a su forma ¿Cierto? Oh vaya que no, pero estaba tan necesitada de recibir cualquier tipo de amor que mientras el llamara amor al que era mi infierno, yo lo aceptaría.

Me perdí en mi pequeña burbuja de amor ficticio, un ciclo en el que no importaba cuantas veces me pateara lejos yo seguiría volviendo al primer "Te quiero" que me dijera.

Siento arcadas de solamente recordar esa época. Pero ahí no acaba la historia.

Llego ese nefasto día, me acarreándome me llevo hasta su casa y, como no fue sorpresa, su morada estaba completamente sola.

Entonces en su mugriento y estropeado sofá, me pidió que me desnudara; me negué con todos los nervios del mundo, me disculpe al instante e intente explicarle lo asustada que estaba acerca de eso. Trague saliva, esperando su voz gritándome seguido de un golpe.

Pero el imbécil fue más inteligente, me tomo de las manos y me susurro al oído "Te amo". Lo poco que me quedaba de voluntad sobre mí misma se desapareció. Ya está pensé, esto es lo último que tengo hacer para estar con él siempre para que me ame por completo; es lo que pensé. Y con ese engaño tan simplemente minimalista, me deje usar tantas veces como él quisiera.

Unas semanas más tarde el cretino había desaparecido del mapa, y me había dejado exactamente igual que ese mugriento y estropeado sofá, solo que yo sí que tenía que seguir con mi vida y con otra más encamino.

En ese momento mi pequeña burbuja en la que me refugiaba exploto; ya no había chico ideal, mis padres me arrojaron a la calle y ahora no tenía ni siquiera un techo donde vivir.

Tuve suerte de que mi hermano se compadeciera de mí y me dejara quedarme en su departamento. Aun así, él no podía mantenerme apenas podía alimentarse a sí mismo, yo tuve que buscar un trabajo.

Así fue como llegue a estar sentada en el último vagón del metro esperando a que abrieran las puertas del Andén para poder salir. Era el fin de la ruta. 

Este es un relato corto que escribí para mi asignatura de Formación Cívica y Ética, como no podia ser otro el tema "Embarazos en la adolescencia". Es un tema muy tocado ya pero que realmente es importante, pareciera que por mas charlas y preservativos que den en la escuela simplemente no dan resultados. 

La antología desaliñadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora