All of me.

Capítulo 1.

Justo hoy hace un mes desde que me he mudado a Londres y al fin he encontrado un trabajo, comenzaba a quedarme sin ahorros con los que pagar el alquiler y comprar comida. Envié miles de correos pidiendo trabajo a todas las tiendas habidas y por haber aquí y finalmente, New Look, una tienda bastante conocida de ropa para adolescentes, me había contratado. Trabajaría de lunes a viernes con un horario de 8:30 a 12:30. Básicamente debería doblar ropa y atender en la caja. Me pagarían un sueldo razonable, con el cual podría pagarme el alquiler del piso, la comida y algún que otro capricho barato, por lo que estoy más que contenta.

...

Sonó el despertador a las 6:30 de la mañana puesto que hoy era mi primer día en la tienda y por ninguna estúpida razón pensaba llegar tarde, no quería dejar una mala imagen desde tan pronto.

Como en la tienda no había ningún uniforme especial, opté por ponerme unos vaqueros negros bien apretados y algo rasgados por los muslos, un suéter ancho color vino, un gorro del mismo color y unas Vans completamente negras. Nunca había sido una chica demasiado pija, pero a mis 19 años, siempre me había gustado vestir bien y con estilo, nunca con cosas demasiado típicas o demasiado sencillas. No es que vistiese con cosas carísimas, porque nunca he tenido dinero de sobra como para gastármelo en ropa de marcas caras, pero sí que me gustaba vestir bien y no de manera simple.

Cogí una manzana para comer por el camino, me puse mis gafas de sol, ya que aunque estuviésemos en otoño, hacía un poco de sol -momento épico en Londres- me recordó mi subconsciente y salí a la calle.

La tienda está a 15 minutos andando desde mi casa, así que podía tomarme el camino con calma ya que eran las 8:05 y yo no entraba a trabajar hasta las 8:30.

Como es normal, estaba nerviosa, muy nerviosa. Siempre me pongo nerviosa muy fácil, debo de tener el Don de los nervios o algo así.

La jefa de la tienda me dijo que todos mis turnos de trabajo los haría con otra compañera, bueno, en realidad me dijo que los haría con una chica y que de vez en cuando vendría alguien para ayudarnos. Sólo pido que sean jóvenes y simpáticos, porque como me toque con una vieja amargada juro que me muero del aburrimiento antes de recibir mi primer sueldo. Y no es precisamente algo que me favorezca.

Sin darme cuenta, ya son las 8:30 y estoy parada justo delante de la tienda. Como no veo a nadie fuera y la tienda ya está abierta, entro suponiendo que mi compañera ya esté allí.

Wow. La tienda sólo tiene un piso, pero es enorme. Tiene todas las paredes pintadas de blanco menos una del fondo, que supongo que será donde colocan la ropa de las nuevas temporadas, el suelo es de parqué y le da un tono muy pijo combinado con las paredes, y la ropa es increíble. Joder, espero que me hagan rebajas en la tienda por trabajar en ella porque a simple vista ya he visto un par de cosas que me encantaría comprarme.

-¿Hola? Tierra llamando a la nueva.- Una vocecilla simpática seguida de una risa contagiosa me saca de mis pensamientos.

Me giro hacia la caja, lugar del que provenía la voz, y me encuentro con una chica que supongo que tiene tan sólo uno o dos años más que yo -gracias señor por no enviarme una vieja amargada- realmente guapa, dicho sea de paso. Es alta, con un cuerpo completamente estilizado, unos ojos azules algo rasgados, pelo de color oro por debajo de los hombros y unas cuantas pecas graciosas sobre su nariz. Va vestida con unos pantalones apretados de estampado de flores, conjuntado con un suéter verde de punto y unas Converse del mismo color. Me siento un poco intimidada teniendo en cuenta que yo tengo el pelo a mitad de la espalda, del castaño típico, unos ojos verdes oscuros bastantes sosos y soy bajita, con un cuerpo flacucho pero sin demasiadas curvas, nada del otro mundo. Aunque descartando esa parte, creo que seremos buenas compañeras de trabajo.