El río es andar, andar hacia lo desconocido

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Sabes como es el amor; inesperado, sorprendente, arrasador... todo eso que ya había dejado atrás... Las noches sin dormir, la espera infructuosa de llamadas a media noche, las alas revoloteantes​ de mariposas en el estomago, las ilusiones que una a una se van rompiendo como pompas de jabón en el viento.

Tenía una paz tranquila de esas que la gente anhela, de esas que uno busca toda su vida, cuando ya no buscas nada, cuando ya el pasado no es más un recuerdo doloroso, cuando el futuro deja de ser la meta, y puedes sentarte a la mesa a disfrutar del solo hecho de estar.

Justamente aquel día me sentía así, como quien una mañana se levanta y se da cuenta que es feliz, que ya no espera nada, cuando hasta llega a disfrutar del canto de lo pájaros a lo lejos, del sonido de automóviles en calles atareadas, de la canción de fondo que tiene la vida, esa que suena por donde vayas, en una armonía insonora pero casi tangible. Te encontré entonces, justo afuera de mi puerta y verte de nuevo me llevo depronto a aquella tarde y a aquella mesa.

Me encontraba radiante con mi recién encontrada libertad, disfrutando de aquella copa de vino, que habían servido de aperitivo, cuando te vi caminar hacia a mi, tarde mucho en reconocerte –siempre lo hacía, aunque en el fondo eres imposible de olvidar – nuestros caminos no se habían cruzado en casi 3 años.

– Mayté Lascurain – Me llamaste sonando tan sorprendido como yo, al descubrir que la vida nos cruzaba de nuevo, después de todo.

Después de una historia con más dolor que amor, y sin embargo, con una pasión desbordante, no de esas sexuales que acaba el tiempo, sino más bien una pasión por la vida, por no dejar de vivirla.

Y la ironía es que el reencuentro fuese prestamente en aquel café, dónde todo comenzó, con la diferencia de que la primera vez fui yo quien saludo.

Gerardo no puedo creer que sea tú, ¡cuánto tiempo! era la primera vez que te veía después de casi 5 años, lo último que sabía de ti, era que andabas en busca de ti mismo, y por supuesto te buscabas en el extranjero, nadie se encuentra en su tierra. Me tomo mucho tiempo reconocerte, y sin embargo, tu familiaridad no me dejó apartar los ojos de ti durante toda la comida, aún estando en mesas separadas; cuando por fin vi en ti los rasgos de tu apellido no pude más que abandonar mi mesa e irte a saludar, siempre fuimos cómplices, teníamos una forma tan similar de ver la vida y al mismo tiempo lo entendí después tan diferente.

Siempre me pregunté si debí saludar, ¿cuanto dolor nos habrías evitado si en aquel momento me hubiera negado a reconocerte y hubiera seguido por mi camino? Y de nuevo en aquel restaurante no puede más que preguntarme lo mismo, ¿sería mejor que no me hubieses reconocido? ¿A qué se debía ese rush en el corazón? ¿Era la emoción de verte de nuevo? ¿O el dolor que tenía guardado y que volvía a aparecer?

No podía creer cuando aquella noche me llamaste esa primera vez ¿Nunca me dijiste quien te dio mi número? Nunca pregunté, no me importó... te lo habría dado yo misma de haberlo pedido. No tenía manera de saber que ese era el principio de todo, lo que después por mucho tiempo quise olvidar.

- Es Gerardo - me dijiste como si yo no pudiera reconocerte, confundiste mi silencio de desconcierto, con uno de desconocimiento.

- Vaya que sorpresa - respondí, mientras me hacia mil ideas de la razón de esa llamada, y lo único seguro ahora, es que fue un sin sentido.

- Es para que nunca más, me digas que te olvido - refiriéndote a mis falsos reclamos en el café.

- Está bien, voy a creerte que viví en tus recuerdos... aunque no debería. - si algo recordaba de ti, era esa facilidad que tenías con las palabras, y que te negabas a llamar mentira.

Fuiste vago en explicaciones, finalmente no supe la razón de la llamada, y no revelaste de frente tus intenciones, claro que no, tenías guardado ese discurso para otra ocasión, una en la que tú encanto se pudiera hacer presente, recuerdo que me invitaste a almorzar, pero como en aquel tiempo mi vida no giraba en torno a ti, no pude aceptar, compromisos previos me rescataban de tu estrategia.

Ah, pero tú no ibas a dejarme huir, al día siguiente sonó de nuevo el teléfono y aún sin revisar, sabía que eras tú, ¿Porque? Dicen por ahí que el mal se presiente.

Esta vez el destino había libera mi camino, o mejor dicho mi agenda... Tuve espacio para ti. Recuerdo la comida en martes, y lo recuerdo porque me gustan los martes, la semana comienza pero no es el principio, ya te has dado al dolor de un nuevo comienzo el lunes, el martes simplemente te dedicas seguir, también recuerdo que te asombro saber que conocía el día, tu nunca lo recordaste, para ti, ninguno de esos días dejaron huella, al menos no como las dejaron en mi.

Tú terquedad nos dio ese almuerzo, discutimos de Serrat y de Sabina, de tus viajes, de mi vida, de tu sensibilidad y la mía... ¿de amores? no lo recuerdo, has de haberlos evitado, como sueles hacerlo.

En aquel momento aún había salvación, yo aún estaba a tiempo, debí escuchar a Fernanda, pero estaba convencida de que su recelo no era mas que estigma de casada, estaba convencida de que ella no comprendía tu alma, me mentía, porque aparentemente, ella si te veía.

- Mayte yo no puedo comprender su aversión al compromiso - recuerdo sus palabras.

- Bueno Fernanda, no todo el mundo puede entender el amor para toda la vida.

- No te estoy diciendo que necesito que se casen, te digo, que él se comprometa, no es ni siquiera capaz de mostrar la cara, ¿que clase de relación es esa en la que no son nada?

- Una que el y yo entendemos, y me niego a solicitar tu aprobación, igual que me niego a seguir aquí, siendo juzgada por ti. - abandone la silla de aquel restaurante, mientras vi llegar a Isabel, al igual que la escuché llamarme pero ya estaba lejos, intentando acallarla la voz de Fernanda y con ella también, mi cordura y mi razón.

A mí, la belleza de tu encantó me cegó, no puede ver cuánto me mentías... ¡no! cuánto nos mentías, porque solo me consuela el creer que tu también fuiste presa de tu propia libertad.

Me consuela saber que fuimos los dos.

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Por ti 😋 RossTM 🥂

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