Jueves 4 de abril
La noche esta tan fría, me habría gustado hacerle caso a mi amada y llevar una chaqueta al trabajo esta mañana, paso caminando por la avenida cesar, solo me iluminan la titilante luz que desprenden los ya agonizantes faros de la calle. (Un día normal) es lo que se repite mi cabeza con cada paso que doy. Hoy atendí 15 clientes y finiquite 14 ventas. Mi rendimiento no había bajado en 10 años que llevo trabajando para esta empresa, obviamente no era el trabajo que de niño soñé "que niño soñaría con pasar 12 horas al día delante de un computador lidiando con extraños que finges conocer" ya de camino a mi casa me detengo en la entrada de la puerta, miro hacia arriba y noto que no hay ninguna estrella esta noche ya hacía varias noches desde que deje de encontrar esos hermosos pero fugaces farolitos del cielo.
Me dispongo a entrar cuando escucho un sonido como de un vidrio quebrándose, entro apresurado y miro a mi esposa recogiendo los restos de una jarra de vidrio quebrada en el piso. En ese momento supe que me estaba preocupando demás, coloque mi maletín en el sofá y me acerque a mi esposa para ayudarla con los trozos rotos de la jarra Pero ella me intercepta con un cálido abrazo seguido de un tierno beso en los labios, luego con la ya desgastada pero mágica frase de "te extrañe tanto amor"
Sus palabras son como una suave y tierna tonada para mis oídos, esas solas palabras hacen que mi estrés del día a día se valla y me siento un hombre nuevo. Ya estando juntos en la cama ella se acuesta mirando hacia la ventana y se duerme primero que yo, se le ve un tanto cansada seguro tuvo un mal día en su trabajo. Ella es escritora para una prestigiosa revista de comercio internacional pero su jornada de trabajo es más corta que la mía por ende todos los días llega cuatro horas antes que yo a casa.
Viernes 5 de abril.
Me levante como de costumbre a las 7:00 am y entre a la ducha, luego cepille mis dientes y recorte mi barba, al salí del baño veo que mi esposa sigue dormida "Debió de estar muy agotada" me repito a mí mismo mientras me dirijo a la cocina, normalmente ella despierta al mismo momento en que yo lo hago. Preparo unas tostadas con huevos y tocineta aparte de un café un tanto fuerte para mi amada. Se acerca la hora en que debo salir. Termino de comer, subo de nuevo a la habitación para despedirme de mi amor antes de irme a trabajar pero sigue dormida, me acerco le doy un beso en la frente y me marcho.
Ya de regreso a casa a la misma hora de todos los días, por la misma avenida de siempre y el ya común titileo de los faros de los postes de luz que están en la avenida, esta noche es igual de fría que la anterior pero esta vez traje una chaqueta de cuero marrón muy cómoda, antes de llegar a casa vuelvo a detenerme en la entrada para tener ese pequeño instante de reflexión entre el viento frio de la noche que me arropa y yo "esta noche tampoco hay estrellas" es en lo único que pensé antes de entrar a casa esperando ser recibido por mi esposa como todos los días con la frase que tanto me reconforta.
Al entrar siento un silencio muy críptico, ¿mi amada no ha llegado aún? dejo mi maletín en la mesa del comedor y subo a la habitación un poco desconcertado y a la vez preocupado, luego de una larga ducha me dirijo a la cocina a preparar algo de comer, mi esposa debió haber llegado hace horas. Llamare a su número celular, Luego de varios intentos fallidos al fin responde con la vos un tanto agitada.
Ella: Emmmm hola amor.
Yo: Amor son más de nueve de la noche ¿dónde estás?
Ella: Eh... cielo tuve trabajo extra hoy en la editorial pero ya estoy en camino para. Allá
Yo: ¿Por qué no avisaste? nunca habías tenido trabajo extra desde que estás trabajando allí.
Ella: Lo se amor lo siento, debí avisar
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De amor y otras aberraciones
HorrorUna historia que cuenta las desventuras de una pareja para lograr por fin su estabilidad sentimental...