~1~ #que son estos sentimientos?#

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Era un día más en ciudad shizume, conocida por ser una ciudad donde la gran mayoría de los habitantes eran estudiantes, sin embargo ese día no se enfocaba en la cotidianidad de los estudiantes, o en el mundo adulto como tal, de hecho, ese día se enfocaba en un chico en especial su nombre era Yata Misaki un joven de 18 años recién cumplidos y que con su actitud alegre podía llegar a animar el día más gris, aunque este chico tenia cierta particularidad.

-¡NO HUYAN, COBARDES!!

Yata Misaki era también conocido como la vanguardia de HOMRA, un grupo de personas que servían a un rey, Suoh Mikoto así se llamaba el rey que los chicos de homra seguían y que llevaba por apodo Rey Rojo, ellos eran sus classman o miembros de clan que portaban con orgullo el tatuaje que solo los miembros del clan poseían en sus pieles a modo de tatuaje, tatuaje que curiosamente tenía la apariencia de una llama y no era solo el hecho de portar ese tatuaje lo que los llenaba de orgullo, dejándolo en palabras sencillas ellos eran capaces de usar el poder sobrenatural que solo el rey poseía unas llamas rojizas con destellos rosas, llamas poderosas que eran capaces de quemar todo, de ahí el lema que siempre recitaban a la hora de pelear. Desde que era joven misaki pertenecía a homra y su manipulación con las llamas era excelente siendo superado solo por Kusanagi Izumo otro miembro del clan mano derecha del rey y uno de los fundadores del bar HOMRA.

- ¡ES YATAGARASU, CORRAN!

Yatagarasu era otro de sus apodos y que sinceramente a él le gustaba mucho, era un apodo genial para él; una sonrisa retadora asomo en su boca, la emoción, la adrenalina, la velocidad, eso era algo que le fascinaba, el sentirse casi como si volara era una sensación increíble. Desvió la patineta por uno de los múltiples callejones de la zona, lugares con los que ya estaba familiarizado, la deslizo por un pasamanos y dando un salto paso de largo un muro cayendo frente a lo hombres que antes perseguía, eran los típicos hombres con los que siempre lidiaban con pintas de yakuza o mafioso, con esas actitudes arrogantes hasta que se encontraban en aprietos y huían con el rabo entre las patas.

- ¡JA! que mal que no pudieran huir, ¿no es así?- la sonrisa creció en el rostro del de cabellos naranja, deteniendo la patineta y apoyando un bate de metal en su hombro.

-¡NO TE CREAS LA GRAN COSA, NO ERES MÁS QUE UN ENANO!!-Por mucho que los yakuzas buscaron ocultar su miedo fue simplemente imposible al ver como esos ojos se tornaban furiosos.

- ¡¿A QUIEN MIERDA LE DICES ENANO MALDITO!?- dejó que su cuerpo fuera rodeado por una capa de llamas, el aura que los miembros de homra podían utilizar.

Tomo el bate, y con suma experiencia lo hizo girar en sus brazos dando un fuerte golpe en la cabeza de uno de los sujetos, misaki no era una persona tolerante, de hecho era bastante impulsivo y temperamental

No gustándole como el hombre que quedaba echaba a correr dejando a su compañero tirado en el suelo uso su pie para impulsarse en la patineta, doblo ligeramente su cuerpo y lo hizo girar siendo que la patineta igual lo hizo, las llamas comenzaron a envolverlo cubriendo su cuerpo como un tornado de un intenso color, ejercía una muy buena presión en la patineta para que las llamas fueran hacia el cielo con mucha intensidad lanzándose al hombre y atrapándolo en ese abrazador mar de llamas.

Se notaba que era un yakuza común y corriente ya que una vez apago las llamas notó el cuerpo carbonizado del sujeto, con desinterés lo tomó con un brazo mientras arrastraba al otro y dejaba ambos cuerpos en un edificio abandonado.

-tsk, no aguantan nada-si hubiera sido su rey ni siquiera las cenizas hubieran quedado.

Paseó por las tipicas calles de altos edificios que brillaban al darles la luz del sol, si uno no estaba acostumbrado podían llegar a cegar la vista de una persona que fuera nueva en la ciudad, pero para Misaki, pasearse por la ciudad en su patineta era algo normal, salía mucho ultimamente para despejarse ya sea para buscarse alguna pelea con maleantes y descargar frustraciones con ellos a los golpes o llendo a las pistas de obstaculos donde podía hacerse resaltar en el excelente manejo de su patineta, sea cual sea los metodos que usaba para relajarce no estaban funcionando.

Hacía más o menos un año o quizás más desde que Saruhiko habia traicionado a homra y por mucho que él lo negara llamándolo traidor y peleando con él cada vez que se veían... Le dolía, lo admitía, pelear con saruhiko que solia ser un buen amigo suyo dolía más de lo que pensó, más de lo que llego a imaginarse, no, el nunca llego a imaginarse que saru los traicionaria así y se iría al scepter 4. El llegar a su casa le dió una punzada en el pecho, en especial al ver la parte de arriba de aquella habitación en donde antes solía dormir el de lentes, lugar que ahora estaba vacío.

Suspirando comenzó a quitarse la ropa para darse un buen baño y más tarde ir al bar, no tenía más nada que hacer y ya había tenido su buena sección de golpes con esos dos yakuzas a los cuales descubrió traficando algo de droga en el territorio de su rey. Entró a la ducha dejando que el agua mojara todo su cuerpo desde la cabeza hasta los pies, pasándose el jabón por su cuerpo sin prisa alguna sin embargo como si su mente quisiera jugarle una mala pasada sintió unas manos recorriendo su cuerpo junto al jabón, unas manos grandes y frías que sabían en que sitio tocar para hacerlo temblar.

Soñar no era malo, pero tener ese tipo de ilusiones no eran precisamente sanas, menos aun cuando la o mejor dicho el protagonista de estas alucinaciones era tu ex-mejor amigo con quien te peleas todos los días a cualquier hora y que para colmo te odia, ¿era triste? Bueno... quizás un poco, a quien engañaba ¡claro que era triste! Y muy frustrante pero él no sabia que hacer, simplemente no sabia la razón por la que saru se fue, lo enfurecía y las ganas de llorar acudían a él amenazando con quebrarlo, sacudió la cabeza queriendo ignorar esos pensamientos.

El agua se había puesto fría sin darse cuenta, sintiendo escalofríos por su cuerpo y las mismas manos producto de su imaginación lo recorrieron, primero con suma lentitud por su cuello, no sentía esas ansias hostiles de una pelea y para su gusto era un "tacto" suave y delicado que recorría su barbilla, otra bajo con suavidad por su abdomen dándole leves espasmos.

—hmmmp—un jadeo involuntario escapo de sus labios, su voz aumentando cuando la mano se poso en su miembro.

Con un lento vaiven la mano se movió, primero apretando con agonizante tortura la punta y bajando  por todo el glande dando la presión suficiente para poder enloquecerlo, y vaya que lo estaba consiguiendo, apoyó la mano contra la pared de la ducha dando gemidos ahogados que no podia retener.

—Misaki— pensó en la voz de saruhiko, no la de ahora sino una mucho más suave, la voz del de lentes cuando estaba en secundaria, no es que le gustara más su antigua voz que la actual, pero era la única manera de escuchar aquel nombre de niña que tanto odiaba salir de manera mucho más suave y no con sadismo, en esos momentos no deseaba escuchar la voz sádica de saruhiko.

En un último jadeo se vino contra la pared, alzando su mano observo el liquido blanquecino que se escurría entre sus dedos, ¿como había llegado a eso? Ah, si, lo recordaba, esos pensamientos surcaban su mente desde que descubrió como su corazón latía como loco al estar cerca del de lentes,por desgracia, unos días después de que traicionó HOMRA, haciendo mucho más complicado sus peleas con él.

Al principio peleaban sin problemas, pero luego sus emociones crecían y crecían, cualquier estupidez lo hacía sonrojarse sin remedio y eso era un problema, no uno malo, sino uno complicado por el simple hecho de que ahora el trato de saruhiko lo heria, era...insoportable, sabia que él mismo no era un santo, algo debió ser el detonante que causo el hecho de que no solo saruhiko se fuera sino también de que actuara como su padre, conocía demasiado bien al de lentes.

—Solo... no entiendo que fue lo que lo hizo irse, es tan frustrante y se que saru no me dirá nada, ¡¡AAGG MALDITA SEA, ESTÚPIDO MONO!!

Salio de la ducha con una toalla a la cadera y se vistió con una camisa de dormir y  unos sencillos shorts, se lanzo a su cama solo mirando el techo de su habitación sus ojos se cerraban con lentitud algo agotado por haber utilizado descuidadamente su llama, también podía atribuirlo al hecho de estar martillándose la cabeza con los pensamientos que tenia de saruhiko, decidió desechar todos esos pensamientos, dejar la cabeza en blanco y mientras caía dormido observo la ventana, podía jurar que por un momento vio la imagen de un gato que lo observaba fijamente para luego desaparecer, al final no le hizo caso debía ser solo una imagen formada por el cansancio y sin más cayo en un profundo sueño. 


Un Deseo para Salvar tu Vida {Sarumi}CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora