Me encontré con el distintivo olor del hospital: una combinación de desinfectantes y medicamentos que no pude identificar con claridad. Aunque deseaba moverme, me resultaba completamente imposible. Sentía como si estuviera atada a la cama debido al intenso dolor que se extendía por todo mi cuerpo, especialmente en las costillas. Moverme era una opción descartada. Intenté abrir los ojos, pero me sentía demasiado exhausta. Aunque no podía moverme, ser consciente de que estaba en el hospital era un gran avance, bueno... esperaba estar en el hospital y no en otro lugar.
La cama confortable y el suave zumbido de la máquina de purificación de aire eran cosas familiares, aunque no quería reconocerlas. Estar en el hospital significaba que seguía viva, luchando contra el dolor, pero al menos podía respirar. Mis huesos, sin duda, se habían fracturado y el dolor en todo mi cuerpo era una prueba contundente de ello.
Mis recuerdos regresaban o al menos una parte de ellos. Los infectados, el ataque y la muerte eran imágenes que se aferraban a mi mente.
Un suave quejido escapó de mis labios mientras intentaba moverme, sintiendo el dolor. No escuché ninguna voz a mi alrededor ni percibí ningún cambio en el ambiente, lo cual indicaba que estaba completamente sola. La sensación de estar en el hospital me recordaba a cuando mi abuela cayó gravemente enferma. La doctora nos atendió en secreto, pasamos un tiempo en el hospital y luego continuamos el tratamiento en casa hasta que finalmente ella no pudo resistir más.
Hice otro intento por abrir los ojos, tratando de escapar de la sensación de opresión en mi pecho que la oscuridad provocaba. Ver el techo y alguna luz tenue sería suficiente para satisfacerme, pero mis párpados parecían estar pegados. Respirar se volvía cada vez más difícil, como si algo estuviera aplastando mis pulmones, esa sensación provocó un intenso dolor al respirar.
Todo lo que pude percibir fue el sonido persistente de una máquina, una especie de alarma que resonaba en el ambiente, advirtiendo que algo importante estaba ocurriendo. ¿Había sido yo quien había desencadenado ese sonido? ¿Me encontraba en peligro?
Después, distinguí el sonido de pisadas acercándose y alguien abrió la puerta. Sentí la presencia de alguien rondando a mi alrededor. Un pinchazo agudo se hizo presente en mi brazo y percibí cómo colocaron algo en mi rostro, como una mascarilla. De repente, respirar se volvió más fácil y el suministro de oxígeno se hizo más accesible.
Transcurrieron algunos minutos, o tal vez más tiempo de lo que fui capaz de percibir, pero la habitación quedó sumida en un profundo silencio. Quien sea que estuviera allí se había marchado, aunque no pude escuchar el sonido de la puerta cerrándose.
—Se encuentra en buenas condiciones —escuché la voz de una mujer decir—. No tiene la fuerza suficiente para despertarse, así que es mejor que continúe durmiendo. Le he administrado Avellazmín, lo cual le ayudará a respirar y aliviará el dolor en general. También comenzará a trabajar lentamente en las heridas más graves mientras aborda las más leves con más rapidez.
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Esperando por ti
WerewolfEn un abrir y cerrar de ojos, el mundo fue destruido y las criaturas mitológicas emergieron de las sombras reclamando su legítimo lugar. La batalla por el dominio resultó en una catástrofe sin precedentes. A medida que el tiempo avanzaba, el mundo i...