O 1 / O 1

5.7K 877 417
                                    

Apenas había puesto un pie en aquel dormitorio, sintió la mirada incesante del menor sobre él. Aquellos ojos de cachorro que no podían engañarlo, pero aun así se dejaba engatusar por esa mirada.

Chan sintió la puerta abrirse y a Jeongin correr hacia los nuevos inquilinos con una sonrisa en su rostro. Se mantuvo sereno en la sala de estar cuando los chicos entraron, pero su corazón latía rápidamente por la emoción.

Sus miradas chocaron en un silencio cómplice. Woojin sonreía cálidamente. Chan se mantuvo ocultando sus sentimientos. Jisung a su lado tuvo que golpearlo en el hombro un segundo cuando algo le informaba, pero el mayor estaba en otro mundo.

Un roce de manos, una pequeña sonrisa, miradas furtivas...

Una hora después Woojin estaba desempacando sus cosas, sentando en la litera de abajo. Chan, en silencio, lo observaba de reojo sentado en la cama individual.

—Minho-hyung, ¿puedes venir un momento?— preguntó tímidamente Félix, asomando su rostro en la puerta entreabierta.

El aludido, sentado en el piso, se volteó a mirarlo con una sonrisa amable.

—Claro— pronunció, dejando la polera negra que sostenía, de vuelta en su bolso.

Cuando los chicos se quedaron solos, Chan dejo a un lado su teléfono móvil. Se inclinó afirmando sus codos en sus piernas y sus mejillas en sus manos. Su mirada aún clavada en el mayor. Estaba seguro que Woojin lo estaba ignorando. Una pequeña sonrisa juguetona se coló en sus labios al imaginarlo apenado por tener que compartir cuarto.

Luego de unos minutos eternos, el mayor se decidió a hablarle.

—Deja de mirarme como depravado— murmuró con la vista aún en su ropa desordenada sobre su cama.

Chan soltó una pequeña risilla, estiró su brazo en su dirección y, entonces, el mayor no pudo seguir ignorándolo. Porque cuando actuaba tierno todos sus muros colapsaban. Era su debilidad.

Woojin suspiró y dejó aquello que intentaba hacer, porque, claro, había estado los últimos minutos metiendo y sacando cosas del bolso para no quedarse sin nada que hacer y no tener que enfrentar al menor y sus peligrosos caprichos.

Chan tomó la mano del mayor cuando este se paró de la cama, y lo invitó a sentarse frente a él; aún la sonrisa bailando en sus labios. Entonces lo rodeo por el cuello con sus brazos y lo atrajo hacia sí.

Iba a besarlo, como ansiaba desde que puso un pie en el departamento, pero el mayor volteó el rostro resultando en sus labios golpeando suavemente la mejilla sonrojada.

Chan bufó levemente al notarlo, pero el mayor se había levantado de la cama. Tomó unas camisas de Chan botadas en el piso y las tiró sobre las dos cámaras que grababan todo lo que sucedía en el cuarto.

—Mierda— murmuró Chan dándose cuenta del gran error que había cometido por sus sentimientos de adolescente.

Woojin no puedo evitar reír mientras desconectaba el micrófono que tenía prendido en su ropa y se acercaba al menor para sacar el suyo.

Los suaves dedos de Woojin se lo retiraron en dos segundos, mientras él no podía hacer nada más que mirar la caballerosidad del chico. Estaba babeando mentalmente.

Cuando aterrizó, Woojin lo miraba calmadamente y él se afirmó en la pared a su espalda. Sus manos a ambos lados de su cuerpo y la caricia del mayor en su mejilla dulcemente. Su otra mano reposó en su cintura y sus labios rozaron sutilmente los del menor.

Chan respondió lentamente, casi con letargo, sintiendo la dulzura de sus labios. Ansiando sentir más, pero conformándose con aquel toque que podría jurar duró más de 10 minutos, cuando sólo fueron unos segundos.

Correspondió abriendo su boca e invitando a la lengua intrusa adentrarse en él. Parecía que quemaba contra la suya. ¿Habría pasado una semana desde la última vez que se besaron? Ya no podía recordarlo. Pequeños besos interrumpidos en la sala de práctica. Aquel momento era el paraíso.

Sus manos volvieron a abrazarlo por el cuello, atrayéndolo aún más a su cuerpo. Un pequeño gemido escapando de su garganta fue lo necesario para que Woojin lo recostara en la cama. Siempre era tan gentil con él. A veces se preguntaba si en serio lo merecía.

Su cabeza descansó en la almohada, podía sentir el olor a recién lavado desprenderse de ella. Los labios de Woojin aun moviéndose incansablemente entre los suyos. Flexionó la rodilla para acomodarse mejor, y el mayor coló su pierna entre las suyas sintiendo una pequeña fricción que le robó un gemido desesperado; sus caderas se elevaron para sentirlo una vez más.

Woojin lo besó en el cuello. La piel blanquecina, rápidamente se sonrojaba bajo sus labios. Trazando una camino de caricias desde su cuello hasta su clavícula. El menor enterrando sus dedos entre los cabellos del mayor.

La puerta se abrió de improviso. Su respiración se detuvo. Un microsegundo después Woojin volvía a su cama y Chan se sentaba como indio en el mismo lugar que había estado momento antes.

Minho caminó hasta su mochila que descansaba en el piso.

—Espera ya voy— le gritaba a Félix que le conversaba desde la sala de estar.

Chan intentó calmar su respiración. Miró a Woojin que tenía el cabello desordenado y bajó la mirada al bulto entre sus piernas. Rápidamente tiró de la almohada y la posicionó entre sus piernas ocultando aquello.

Minho lo miró un segundo, pero sin verlo en realidad, parecía querer recordar algo. Chan sentía que todo su cuerpo se tensaba con el pensamiento de que se había enterado de lo que había interrumpido. Pero Minho volvió la vista hacia el mueble a su espalda, sacó su teléfono y se puso de pie.

Woojin volvía a su tarea de hacer como que ordenaba, cuando Minho se detuvo en el umbral de la puerta y se volteó hacia Chan.

—Vamos a cenar en 5 minutos— comunicó y se marchó dejando la puerta abierta.

El menor pudo escuchar el audible suspiro de Woojin cuando el chico se había marchado. Su corazón aún estaba acelerado. El mayor lo miró ocultando sus mejillas acaloradas entre sus manos. Chan le obsequió una sonrisa traviesa. Sus labios ardían por robarle otro beso.

—No— respondió Woojin a los pensamientos de Chan. El menor lo miró con falso reproche.

Deberían tener más cuidado a quedarse solos en el cuarto de ahí en adelante, pensaba Woojin. Chan por su parte disfrutaría la adrenalina de sus aventuras.

Be careful there  ▶ Woochan (Stray Kids)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora