Querido Stuart

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"Querido Stuart...a pesar desde que el inicio te traté mal, supiste estar a mi lado..."

Las cadenas frías agrietaban la piel verdosa la cual sa enrojecia en esos lugares, estaban ajustadas. Los brazos del azabache estaban unidos en las muñecas juntandose en la espalda baja. La pierna derecha llena de moretones,las vendas que llegaban desde la rodilla hasta los tobillos, la izquierda mientras tanto le faltaba algunos dedos del pié, las vendas cuidadosamente estaban envueltas y un pequeño tinte carmín prematuro decoraba en la punta. Subiendo a la rodilla cortadas que anteriormente habían sido curadas, de tan mal manera que la hinchazón se mezclaba con la sangre coagulada dando una horrible impresión a putrefacción falsa.
Sus ojos vendados no permitían la clara orientación de dónde se encontraba.

"Stuart Harold Pot, con una hermosa cara de ángel y una actitud del demonio en los encuentros."

La puerta se abrió lentamente dejando un bloque de iluminación que llego hasta el cuerpo de Murdoc Niccals.

--Murdoc...Murdoc...--
La voz del peliazul resonó en la habitación .Esa maldita voz que tanto encantaba, desafinada y torpe. Nadie creería que su voz se compara con los de los mismos ángeles... Esa maldita voz traía loco al azabache.

--¿Quién diría que te volverias mi perra tan fácilmente?--
Un golpe lo interrumpió. Luego de aquella acción Stuart tomo los cabellos del azabache obligando a que este alzara la mirada, el silencio se hizo presente nuevamente. 2D clavo su mirada en las facciones de Murdoc, sus hombros, todo. Ahora lleno de heridas, un espectáculo a la vista.

--2-D...--
Murmuró el azabache. Los falanges del peliazul de enredaron en los cabellos del azabache provocando un dolor punzante al sentir el jalón.

--Soy...Daddy...Para ti, Murdoc.-

--Discúlpame...Daddy...--

Niccals trataba de buscar calor o algo de contacto en las manos de su amado vocalista.

-No... No perdonó tan fácil.-

Soltó a Murdoc, este cayó de mentón directamente al suelo provocando un pequeño quejido. El silencio nuevamente. El maldito silencio al que estaba acostumbrado el azabache desde el fin de Gorillaz. ¿Quién pensaría que el tierno y adorable 2D cobraria venganza contra Niccals? ¡Quién alguna vez tuvo la posición de un dios! Y ahora se encontraba encadenado, no mutilado por la cobardía que presentaba el peliazul en ocasiones, humillado. Por suerte la torpeza del vocalista no le daba ningún aspecto de amenazante. Incluso recordaba como lloró la vez que se deshizo de sus dedos. Aún así sabía que el llanto que él dejaba de vez en cuando no era más que de rabia.

Stuart deslizó su mano hacia la oscuridad, en una esquina mohosa, en una caja se encontraba tan preciado objeto de tortura, tan simple y clásico. Un látigo.

--Sabes cuanto odio cuando olvidas como decirme...--

Nuevamente se dirigió hacia el humillado Niccals, posiciono su pié entre cada omóplato ejerciendo una presión minima en estos.

"Se cuanto te humillé, en público, en familia...me merezco todo esto y soy consciente que soy un maldito enfermo al disfrutarlo..."

El primer latigazo, el segundo, el tercero ¡Carajo! Los gritos del azabache inundaban la habitación, las heridas que se abrían nuevamente en la piel o se comenzaba a formar excitaba al peliazul. Este comenzó a presionar con más fuerza, Murdoc de forma inconsciente levantó su cintura arrastrando los muñones de donde se deberían encontrar los dedos.

--¡Dime maldita sea! ¡Dime quién soy y quién eres tú!-

El brazo comenzaba a cansarle, se detuvo por unos momentos observando el cuerpo de su víctima, esta estaba jadeante. La excitación era obvia debido a la erección formada en la entrepierna del azabache este no paraba de gimotear "Daddy, eres mi Daddy".

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2017 ⏰

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