Rojo

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«La fuerza interna es arrolladora,

Más que la belleza,

es lo que hace que la gente voltee a mirar cuando pasas.»

No es la primera vez que me dicen que al pasar, la gente voltea a mirarme, no sólo por el bastón, sino porque hay algo en mí que irremediablemente atrae la atención. Gente que no ha oído nunca mis conferencias, a la que no me han presentado jamás, vuelven la mirada en cuanto entro en alguna habitación, y algunos, se atreven a preguntar a quienes me conocen quién soy, por qué uso bastón y a qué me dedico.

Si he de ser honesta, al no poder apreciar visualmente esta reacción en la gente, me cuesta creer que yo pueda provocar semejante cosa; sin embargo, reflexionando el otro día me preguntaba a qué podría deberse este fenómeno, ya que está claro que mi objetivo no es, ni de cerca, llamar la atención.

Lo que sí puedo decir es que hay días en los que me siento con mucha energía y muy animada, días en los que suelo vestirme precisamente de color rojo. A menudo, doy mis conferencias vestida con una blusa roja, o en algunos casos, azul o morada. Pero en definitiva, el color rojo es de mis favoritos, y aquel que me hace sentir viva, casi resplandeciente.

Y creo que es esa energía lo que capta la atención de quienes me rodean. Pienso, también, que todos poseemos esa energía, sólo que algunos no nos damos cuenta de que la irradiamos, a otros les da pena brillar y otros más, mantienen esa energía dormida, o en el peor de los casos, la encaminan a acciones nada productivas (como perjudicar al prójimo)

Decir que daré consejos sobre cómo irradiar esta energía, sería estar mintiendo, porque como dije antes, nunca ha sido esa mi intención, ya que además soy fiel creyente de que la humildad puede hacerte ganar más amistades que el ego o la pretensión.

No obstante, sé que esta energía existe, porque me han comentado que yo la poseo, y porque la he visto en otras personas. La fuerza propia es esa impresionante mezcla de seguridad, fuerza de voluntad, equilibrio espiritual y mental; considero, ya pensando en ello a fondo, que es esta fuerza la que nos hace dar otro paso aunque nuestros pies sean de plomo, aquello que en días nublados hace que te levantes y sonrías, pese a las circunstancias, pese a todo, aún con la mano extendida.

Desconozco cómo proyectar a consciencia esta energía, pero sé que está ahí, en todos y cada uno de nosotros, palpitando, impulsándonos a seguir avanzando, bien sea pasito a pasito o a gatas, o hasta arrastras si es necesario. Lo único que podría recomendar es que no se utilice esta energía de forma equivocada, porque al ser una fuerza tan poderosa, emplearla para el daño de un tercero es algo que no sólo perjudicaría al susodicho, sino que envenenaría el propio corazón.

Y el veneno en el alma destruye, no, te corroe lentamente, otorgando una falsa sensación de satisfacción que sólo termina en un inmenso vacío. Tener carácter no es ser prepotente, estar seguro de uno mismo no es arrogancia, de la misma manera en la que conseguir lo que se busca no implica pasar por encima de los demás.

El rojo se asocia con la sangre, y la sangre, con la vida. Así pues, seamos sal y luz del mundo, y vida para nosotros mismos y para los demás.


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