Oh, Halloween...
Muchas personas salen con sus hijos a pedir dulces, otros jóvenes arman fiestas incluso adultos y se alborotan hasta el amanecer, era normal que algunos sitios donde abundaban los adolescentes y adultos jóvenes se armaran fiestas increíblemente escandalosas, con bebidas en exceso, con dulces, mujeres en ocasiones perdiendo el control de sus actos al igual que hombres...
Sin embargo ese ya no era el punto en ese momento, estaba anocheciendo, apenas iniciaban esas dichosas fiestas; entre ellas una a la que Chuuya había asistido por parte de la Port Mafia. Eran las ocho y media cuando el pelinaranja perdió de vista a su acompañante, su notorio traje de diablillo resaltaba mucho, pues él en realidad no era de un aspecto feo, era todo lo contrario. Por más que buscó con la mirada no encontró a aquella persona... Akutagawa.
Un muchacho de cabellos azabaches caminaba por la acera de la calle bajo el tenue brillo de las farolas adornadas por murciélagos, calabazas, fantasmas, arañas entre otras cosas, apenas iniciando la noche junto a una fiesta y él había decidido fugarse. Sentía que ese no era su ambiente, que no estaba hecho para él. Ignoraba por completo a los niños que pasaban a su lado riendo con sus padres o madres, él estaba en su mundo.
En ese momento Akutagawa estaba vistiendo como sacerdote, una vaga idea que tuvo al ver que Chuuya, como su superior, le ordenó que se disfrazará para acompañarle a una fiesta. No supo porque motivo vio como primera opción disfrazarse de sacerdote, con esa sotana, con aquella tela violácea colgando de sus hombros e incluso portando un crucifijo de plata en su pecho, reflejado de forma brillante gracias a las luces y a la luna que asomaba entre algunos edificios.
Detuvo su caminata en una plaza bastante tranquila, con una fuente un poco cerca de él, con las farolas de ese color blanco tenue iluminando su pálido rostro, tomó asiento en una banca levantando la vista, notando que frente a él se encontraba una gran Iglesia, pudo ver todos esos detalles, las paredes por fuera, los ventanales, las enormes puertas de esta, le resultaba irónico... Sacó uno de los dulces que le habían dado al entrar en la fiesta en una bolsita de murciélago y se dispuso a saborear esa paleta. Sus ojos grises daban a entender que realmente no estaba disfrutando la noche...
— ¿Diablo?—Una voz varonil provocó que saliera de sus pensamientos, no había nadie más que le llamara de esa forma, nadie más, a excepción de...
— ¿Irmão de Guild...? —De tantas personas, Hawthorne era la última que hubiese esperado ver esa noche. El peligris al ser llamado mantuvo un perfil alto por si el menor intentaba atacarla, pero este sólo volvió a bajar la mirada. Le resultó bastante extraño que no le atacará.
— ¿Puedo sentarme?—Preguntó el mayor de ojos esmeralda, el azabache simplemente se hizo a un lado dándole a entender que podía tomar asiento, y él, aceptando la propuesta tomó asiento al lado de aquel que era su enemigo. — ¿Por qué estás vestido así, Diablo? —Añadió después de segundos breves de silencio. El menor hizo una especie de mueca antes de sacar la paleta de su boca y responder.
— Estaba en una fiesta con un superior, pero terminé aburriéndome y salí...
— Los jóvenes de hoy, ¿Ahora incluso usan prendas como esas para ir a una fiesta? Han perdido el respeto. —Suspiró Nathaniel acomodando sus lentes.
— Tampoco hables como si estuvieras tan viejo. —Comentó molesto el menor levantando la mirada para ver a su acompañante, su rostro ni siquiera aparentaba más de unos veinticinco años o tal vez era pésimo calculando.
— Diablo, ni siquiera sabes mi edad, a ver dime ¿Qué edad aparento tener?—Sin querer terminó sonriéndole al muchacho de puntas descoloridas. Akutagawa apartó la mirada después de unos minutos, no podía mirarle fijamente, claro que no, eran enemigos.
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Priest In Halloween
Short StoryAkutagawa siempre acompaña a Chuuya a sus fiestas en Halloween, o en cualquier otra celebración, pero esta vez simplemente decidió estar solo un momento...